– ¡Serás suertuda! –Dice mi amiga mientras le repito todo.
Samantha me veía boquiabierta, y a mí ya me había dado hastío de darle vueltas al mismo maldito tema.
–¡Ya basta, Sam! –Le espeto, molesta, intentando hacer que se calle –No fue más que un beso con un tío enamorado de su propio reflejo, tiene demasiado ego para mi gusto.
–Pero te ha gustado, al menos admite que te ha gustado –Sam me mira moviendo sus cejas con picardía, yo me dejo caer al sofá boca abajo intentando ocultarle mi expresión.
–Pues sí, si me gusto –Levante mi rostro luego de unos segundos de silencio para verla –¿Contenta? porque si no, te puedes ir al carajo.
Le muestro mi mejor sonrisa y ella me lanza una almohada.
–¿Sabes? Ya veo que tu apellido no está sólo de adorno, eres una Gale con todas las letras –Alzo nuevamente la vista para mirarla interrogante –Eres una cabezota al igual que tu padre –Dice, simple, y esta vez fue mi turno de tirar algo en respuesta.
–Quiero ver que te escuche decir tal cosa, Samantha Miles –Mi amiga hace una mueca de espanto y niega con la cabeza mientras yo me río de ella.
–Cambiando el hecho de que tú nunca le dirás a tu padre que dije eso –Sam me mira inocente y lo dice tan rápido que apenas le entiendo, entorno las cejas, divertida mientras la escucho –¿Cómo es que se llama el, señor tengo el ego más alto que las caídas torres gemelas?
Me río luego de que Sam me hiciera esa pregunta, ella y sus ocurrencias.
–Mackenzie Ovens, o algo así, creo –Balbuceo intentando estabilizar mi respiración.
–Tiene nombre de divo –Dice mi amiga, haciendo una pose digna de la misma Madonna y yo le sonrío.
–¿A qué sí? –Digo divertida, tirándome nuevamente en el sofá.
En ese momento suena mi celular, interrumpiendo cualquier cosa que Sam pudiera responder.
–Diga –Digo al tomar la llamada, el identificador me indicaba que era un número desconocido.
–Si... ¡Hola! –Tengo que alejar el teléfono de mi oído ante semejante grito, el cual me había hecho caerme del sillón en donde me encontraba –¿Tú, eres... eres la chica de ayer? Dios, dime que sí, me costó conse...
–¿Quién te dio ni número? –Lo corto antes de terminar la frase y volteo hacia Sam quien me miraba interrogante, le indico que espere con un gesto de mano.
–Un mago jamás revela sus secretos –Dice con voz sensual, casi podía percibir como movía las cejas con picardía mientras lo decía y eso me hizo rodar lo ojos.
–Como sea, ¿Qué quie...? –El pitido del móvil me interrumpe, al parecer tenía otra llamada entrante –Espera, tengo otra llamada.
Lo dejé en espera y la llamada entrante, también era un número desconocido.
–Dig...
–¿Eres la camarera sexy de ayer? –Dice alguien al otro lado de la línea.
–¿Es en serio? –Bufo, molesta por su "saludo" –¿Quién te dio mi número?
–Contactos preciosa, contactos –Responde haciéndose el misterioso y yo vuelvo a rodar los ojos de imaginarme que seguro tiene una sonrisa estúpida en su rostro.
–De cualquier mane... –Otro pitido me deja a mitad de oración –Espera, tengo otra llamada.
¿En serio? ¿Otra llamada entrante? Y curiosamente también era un número desconocido, primero Luca, luego Jacob ¿Ahora qué?
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Pedazos
Любовные романыNo dejaba de decirme que tal vez podía intentarlo, y a la vez una gran parte de mi pedía huir, las preguntas constantes en mi cabeza, se preguntaba si alguien, incluso él ¿Sería capaz de amarme con lo rota que estaba? ¿Sería alguien capaz de amar...