Capítulo Once dedicado a:
–Terra, despierta –Me remuevo, saliendo del sueño en el que estaba sumida y abro los ojos incorporándome, soltando un largo bostezo.
– ¿Me quede dormida? ¿Qué hora es? –Volteo a ver a mi alrededor y hasta ahí me percato de que no estoy en mi casa, y me cuesta un poco recordar qué hago aquí, no debí beber, el alcohol y yo no nos llevamos, tengo muy mala resistencia.
Todo está en silencio, exceptuando por el leve ruido de la televisión que sigue encendida, pero todos los demás están dormidos, Luca esta acurrucado abrazando un cojín en uno de los sofás, Rafa duerme en el suelo entre las cobijas y Jacob está recostado junto a Sam del otro lado, profundamente dormidos, luego mi mirada recae sobre Mack, que por su expresión asumo que lleva un rato despierto, o quizá no durmió en lo absoluto, lo que si es evidente es que siguió bebiendo.
–Es de madrugada –Dice, bostezando al igual que yo –Ven conmigo.
Pide haciendo que me levante del sillón donde al parecer compartimos una cama improvisada los dos, aunque no le doy muchas vueltas en ese momento y lo siga por un pasillo hasta detenernos en una ventana.
– ¿Puedo preguntar qué haces? –Inquiero frotándome los brazos pues el aire frío me hace temblar cuando abre la ventana –Tengo frío, Mack.
–Espera aquí un minuto –Pide y antes de irse me hace ponerme su sudadera, no sé muy bien si es porque tengo frío y estoy medio dormida o porque el alcohol en mi sistema aún me tiene un poco ebria, pero la acepto sin protestar.
–Huele bien –Murmuro para mi misma, calentándome en la prenda masculina que por alguna razón, siento que me hace sentir más borracha que las cervezas que me tomé.
– ¿Hablas sola con frecuencia? –Sonríe e intento replicar, pero me toma de la mano y me hace salir por la ventana.
– ¿Por qué vamos al techo? –Pregunto subiendo por dónde él me indica, hasta llegar a un espacio en el techo donde nos sentamos y hasta ahí noto que trae consigo unas mantas.
–Porque pronto va a amanecer y siempre he querido ver un amanecer así –Toma las mantas y nos recostamos viendo al cielo, está todavía oscuro pero empieza a cambiar por la claridad del día que empieza a llegar, pero aún así las estrellas se ven hermosas –O quizás es que estoy algo borracho.
Me río y al segundo él también, no sé qué me pasa, estoy ebria, o solo culpo al alcohol por estar aquí por un chico que ni siquiera conozco muy bien, por sentirme atraída por él cuando se portó como un idiota al principio y cuando no sé si sus intenciones conmigo son jugar o qué se yo.
–Me siento tan rara –Confieso, mirando al cielo, tengo la sensación de haberme sentido así antes, pero es tan lejano, tan confuso.
–También me siento así –Dice, y eso me hace voltear a verlo, él no me mira, parece estar concentrado en algún punto del cielo o quizás sólo está pensado, no sabría decirlo –Pero echémosle la culpa a la madrugada, la noche tiene algo que te hace sentir desinhibido, creo que el alcohol ayudó un poco, pero es más otra cosa.
Creo que en ese momento no éramos más que dos ebrios, pero embriagados por la madrugada y por esta sensación que sentíamos los dos, porque estaba segura que no era sólo yo, había algo que me tiraba cerca de él, me di cuenta el día que me invito a salir, pero no quería admitirlo en voz alta, me daba miedo admitirlo, porque ¿Luego qué? No pensaba que de pronto íbamos a empezar a salir y viviríamos una historia de amor, que tendríamos nuestro propio cuento de hadas, eso era absurdo.
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Pedazos
RomansaNo dejaba de decirme que tal vez podía intentarlo, y a la vez una gran parte de mi pedía huir, las preguntas constantes en mi cabeza, se preguntaba si alguien, incluso él ¿Sería capaz de amarme con lo rota que estaba? ¿Sería alguien capaz de amar...