♦ ESTABA frente a la casa de mamá, pero durante todo el camino no había visto nada ni a nadie. En mi cabeza no había otra cosa que la imagen de David enfermo sobre su cama. Me zumbaban los oídos y sentía como si tuviera anteojeras. Era exactamente como si atravesara un desierto.
Trepé por encima del zaguán sin preocuparme por los vecinos. De cualquier manera, ese vecindario siempre está vacío durante el día. Subí al techo de la terraza escalando por el canalón. Mi gato estaba echado al sol. Vino a frotarse contra mis piernas. Lo acaricié un poquito nada más. Tenía prisa.
La ventana del baño estaba cerrada. Dudé un momento, pero tenía que entrar. Entonces alcé la pierna y le di un puntapié. El cristal se rompió con estruendo. Pude darle vuelta al picaporte y abrir las hojas de la ventana. Me metí en el cuarto.
Lo primero que ví fueron los pelos de barba que flotaban en el agua jabonosa del lavabo. No es que sea maniática, pero no tiene vuelta de hoja: Elnopapá me da asco.
En cambio, en la recámara de ellos me sentí extraña, sobre todo cuando ví mi foto sobre la mesita de noche de mamá. Si no hubiera sido por Elnopapá, nunca me habría ido. O si por lo menos hubieras ido un poco más amable. Yo lo intenté. Un día le regale una corbata por su cumpleaños, pero nunca la usó. Es cierto que era bastante fea, pero de cualquier forma...
Fui también a mi recámara. Todo estaba en orden, hasta mi escritorio, y la cama tendida: todo reluciente. Mi mamá no soporta el desorden. Por una vez, no me exasperó. Me dieron ganas de echarme a dormir.
Volví a entrar en su recámara. En el armario, debajo de una pila de suéteres, había billetes de cien francos. Extendida el brazo, y aunque al principio dudé, luego metí la mitad de los billetes en mi bolsillo. Tenía que ayudar a David.
No necesité hacer más acrobacias para salir de la casa. Descolgué la llave que estaba en la cocina, colgada de un clavo, y me escapé, dejando todo abierto.
Antes de irme, con un plumón azul dibujé un corazón sobre mi foto, para mamá. ♦
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Un pacto con el diablo
AléatoireRoxana ha vuelto a pelear con el esposo de su madre así que decide irse a vivir con su padre. Cuando todos duermen huye de su casa y desde un café le llama, pero sólo contesta la fría voz de la grabadora: "...estaré fuera de la ciudad, deje su mensa...