2. El rey de los fantasmas

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"Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también, viven dentro de nosotros y a veces, ellos ganan

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"Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también, viven dentro de nosotros y a veces, ellos ganan."
- Stephen King

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—¿Estás segura—preguntó Bastion mirándome—? Porque si esto es una broma-

—¿Crees que bromearía con esto?

Bastion respiró hondo y miró a Nico. El azabache estaba sirviéndose en un plato unos panqueques mientras que Leo terminaba de reparar la olla.

—¿Cómo puede un chico de tus pesadillas existir?

—Eso querría saber yo—dije pasando mi mano por mi cabellera rojiza-castaña. Mi respiración se aceleró y sentí como se me apretaba el pecho. Bastion me miró y acarició mis hombros. Si seguía así me daría un ataque de ansiedad—. Deberíamos marcharnos Bas.

Bastion asintió y me abrazó. Escondí mi rostro en su cuello y traté de controlar los latidos de mi corazón sin éxito.

—Buscaré mi ropa mojada y le diré a Percy que debemos encontrarnos con Veronica y William.

Una vez dicho eso se marchó, regresando por donde vino. Me senté en el sofá color crema y abracé una almohada.

¿Por qué ahora? Nico di Angelo, un chico que jamás había conocido fuera de ver su mirada por dieciocho años de mi vida en mis pesadillas, era real.

¿Qué significaba esto? ¿Acaso mi pesadilla se volvería realidad? No, eso son cosas de niños. Pero él... él está aquí. En carne y hueso. Respirando. Vivo. Con un corazón latente.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y miré el techo, como si la respuesta a mis problemas estuviera escrita en este. Conocía a un completo extraño y a la misma vez no. Mis sentimientos estaban en alerta roja para pánico. Era como si el universo quisiera que mi mente explotara.

—¿Qué te sucede?

Mire con rapidez al dueño de la voz. Nico se encontraba sentado en otro sillón desayunando sus panqueques, ahora llenos de jarabe de color caramelo y moras.

—Nada. Solo preocupada—contesté con rapidez, no quería entablar una conversación con él en ese momento. Si lo hacía terminaría preguntándole que hacía aquí—. Bon apetite.

Nico detuvo el tenedor que tenía un pedazo de panqueque lleno de jarabe, el cual iba directo a su boca y me miró algo sorprendido. Colocó el tenedor en el plato y me miró.

Por favor no hagas eso.

—¿Cuál es tu apellido?

—Donovan.

Antes de que pudiera preguntar otra cosa escuché como varias personas bajaban las escaleras hablando. Solté la almohada que abrazaba, colocándola en su lugar, y caminé hacia la entrada. Bastion bajaba con Percy y Piper, dándoles las gracias.

La Hija del Caos • Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora