1. De pesadilla a realidad

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"Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad

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"Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños."
- Oscar Wilde

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Muchas personas aprovechan los días oficiales para irse de vacaciones. Tal vez van a visitar a sus abuelos o parientes a otras áreas del país. Otros deciden ir a la playa o quedarse en un hotel. Muchos forman fiestas con la ida de sus padres. Y otros salen a tomarse fotos en diferentes áreas para llenar las redes sociales de estas.

Yo, por otro lado, no tengo mucho interés en esas cosas. Principalmente gracias a la crianza que me dio mi mamá. Me mantuvo siempre en mi hogar, constantemente mudándonos o quedándonos en casa de mi tía y abuela. Así que nuestros días libres o vacaciones los pasábamos en nuestro hogar cocinando, leyendo, jugando juegos de mesa y cosas por el estilo. De vez en cuando mi tía nos visitaba con sus hijos y esposo.

Este año, el día de San Jorge, lo pasamos en nuestro nuevo hogar junto con el novio de mi madre, William. Vivimos en Swindon, Inglaterra. Cerca de una área muy visitada por los turistas, Cotswold County, pero a la misma vez lejano de este. Somerford Keynes.

Aún así, por más lejos que nos fuéramos de diferentes lugares, en todos me encontraba con la misma pesadilla una y otra vez. Nunca tenía sueños. Siempre la misma pesadilla. Un chico de pelo negro, con sus ojos chocolatosos persiguiéndome noche tras noche. Su piel clara y chaqueta de cuero corriendo tras mí. Pero yo caía por un abismo, el cual se sentía eterno. Era horrible, de tan solo pensarlo mi piel se erizaba.

Pero lo peor de todo era la voz del chico, llena de dolor, llena de angustia y terror, gritando mi nombre una y otra vez. Noche tras noche. Pesadilla tras pesadilla.

La gente rumoraba que si caes en un sueño y llegas al fondo, morirás. A veces ese era mi sueño, llegar al fondo y ver que había en él. O tal vez no caer y poder hablar con el chico que me seguía no importa a dónde iba.

Cuando leía mis novelas y describían a un chico similar al de mi mente lo imaginaba ahí, en esa situación. Y me preguntaba si alguna vez verdaderamente lo había visto. Sentía que fuera de mis pesadillas, él realmente existía.

Múltiples veces, en diversos lugares veía cabelleras negras con piel clara como la de él. Mis esperanzas subían siempre, pero cuando notaba que la chaqueta no estaba o miraba sus ojos diferentes, estas esperanzas bajaban. Nunca lo encontraba.

El noventa por ciento de las veces que tenía las pesadillas me levantaba con fiebre alta y dolores de cabeza. Otras veces caminaba dormida por la casa, eso cuando pasábamos bastante tiempo en el lugar o en casa de mi tía o abuela. Pero lo peor que sucedió una vez fue que me levante con tanta fiebre y dolor de cabeza que tuve alucinaciones y comencé a gritar. Me llevaron al hospital y le dijeron a mi madre que era un simple virus, pero dudaba de ello. Aún así, ya estaba acostumbrada.

La Hija del Caos • Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora