Nova Donovan pasó dieciocho años de su vida soñando con la misma pesadilla noche tras noche. Por lo que llegó eventualmente a la conclusión de qué tal pesadilla mostraba su "muerte".
Pero ocurrió lo inimaginable, la portadora de esta pesadilla se e...
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"Ella nunca estaba completamente lista. Pero ella era valiente. Y el universo escucha al valiente." - Rebecca Ray
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—¿Cuándo decías que llegaban?
—A eso de las diez. Según Nico es más fácil viajar en la noche. Aún así nos quedaremos en su casa y viajaremos a las dos de la madrugada. Llegaremos a Nueva York a eso de las nueve y de esa manera se nos facilitará llegar seguros.
—¿Y por qué tan tarde—pregunta William sacando sus ojos del libro que leía—? ¿No es más seguro viajar de día?
—La forma de viaje que tomaremos es a través de la oscuridad. O eso es lo que nos mencionaron los chicos—respondió Bastion aún manteniendo su vista fija en el rompecabezas en el que trabajaba—. Si tienes dudas solo pregúntales cuando vengan a buscarnos.
Mire el reloj de la pared. Marcaba las ocho de la noche. Las cuatro mochilas (dos de Bastion y dos mías) se encontraban cercanas a las escaleras. Estaban mal colocadas, por lo que seguramente alguno de nosotros se tropezaría con ellas. Pero aún así no las movimos.
Ya habían pasado días de que nos dijeran que Bastion y yo éramos semidioses. Desde aquella noche no tenía pesadillas, lo cual me extrañaba intensamente. Cuando se lo conté a mamá ella estalló en emoción, pero Bastion estaba algo preocupado. Sus teorías incluyen que todo era a causa de Nico, aún así yo no sabía que pensar en el momento. Mi mente era un lío, un lío con el que no quería trabajar en el momento.
—Ok. No puedo terminar esto, me voy a romper literalmente la cabeza.
Mi vista se fijó en Bastion mientras reía. Su cabello estaba desordenado, de tantas veces pasar su mano por este en frustración. Por otro lado, su camisa gris de manga larga y chaqueta marrón de cuero estaban en perfectas condiciones. Sonreí acercándome al castaño y me senté a su lado, empujándolo en el proceso.
—A veces no es bueno hacer las cosas solo, Bastion. Debes aprender a pedir ayuda.
—¿Acaso no sabes que cuando un hombre pide ayuda muestra su debilidad y nos sentimos inservibles?
—En tú caso no me importa—respondí indiferente comenzando a colocar piezas en sus lugares—.
—Que linda—dijo Bas en un tono sarcástico—. Ahora déjame recuperar un poco de mi dignidad.
Bastion colocó una pieza en su lugar correcto y sonrió triunfante.
—Ustedes dos parecen hermanos—establece William de la nada—. ¿No lo han considerado?
—Más o menos, es solo que la niña aquí presente ya tiene un hermano mayor.
Mi sonrisa fue algo forzada, pero no muy vista por el hecho de que estaba mirando el rompecabezas colocado en la mesa de café.