8. Histeria

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"Atrapado entre una mente fuerte y un corazón frágil

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"Atrapado entre una mente fuerte y un corazón frágil."
-Quotes 'nd Notes

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Cuando era una niña pequeña le tenía terror a las arañas y a la oscuridad. En ningún momento logré ubicar de dónde surgía ese miedo, pero siempre lo había tenido.

Fui afortunada de tener a mi madre conmigo en todo momento, pues ella me mostró que no les debo tener miedo. La oscuridad es la ausencia de la claridad y cuando esta se iba todo permanecía en su lugar. Por otro lado las arañas ayudaban a raptar moscas e insectos que le hacían daño a las casas, así que no debía temerles, solo ser precavida.

Si no fuera por ella no estaría viva hoy. Tendría aún miedo hacia la oscuridad, las arañas y al exterior. No tendría a Bastion cómo mejor amigo y William jamás estaría en mi vida. Estaría realmente sola. Se lo debo todo a ella.

Todas las memorias que ambas tenemos, mudándonos, jugando, cocinando, bailando, cantando y haciendo miles de otras cosas. Mi mamá es mi vida entera. Con ella a mi lado sé que soy capaz de todo.

Pero ahora no me sentía capaz. No me sentía valiente. Ella no estaba a mi lado para salvarme y ayudarme.

Corría y corría de la Chimera, con el corazón en mis labios, mis pulmones siendo sacudidos, mi mochila inexistente pues la solté por el peso y mis ojos soltando lágrimas. Podía escuchar al monstruo corriendo tras mí y escupiendo fuego. No tenía otra opción que llegar al Campamento Mestizo.

Me detenía, moría.

Regresaba, moría.

Trataba de atacar, moría.

En todas las posibles realidades moría. La única que me daba esperanza y en la que sentía que al menos llegaría con vida era el arriesgarme a ser vista para correr al campamento. Tal vez herida, pero mejor eso a estar muerta en las manos de un monstruo.

Luego estaba Nico. Dejé a Nico solo y no sabía dónde estaba. Arriesgó su vida por la mía y mi consciencia no paraba de gritarme que era todo mi culpa, que estaba muerto, que no llegaría viva y que era la semidiosa más cobarde que existía.

¿Acaso merecía de todo corazón llegar viva al Campamento Mestizo después de esto?

—No vas a llegar hija de Poseidón—grita la Chimera a mis espaldas—, tal vez me hayan dado órdenes de no matarte, pero eso no significa que no te tenga que herir.

Me volteé mientras corría, viendo a la Chimera peligrosamente cerca así que aceleré mi paso. Ya iba a mitad de colina cuando mi rostro hizo un directo impacto con el suelo de tierra haciéndome perder mi sentido de orientación por unos segundos. Una de las garras de la Chimera se encontraba enterrada en mi pierna y no dejaba que me levantara.

La Hija del Caos • Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora