8. Volver a (mi) casa

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Para darle la bienvenida a alguien hacían falta muchas cosas, en especial que esa persona sienta la sorpresa de volver y el amor al que vuelve. Para Magnus eso fue una tarea maravillosamente divertida. Le había tenido ganas al departamento de Alec desde que lo había conocido. El desorden le dolía literalmente en las entrañas. Tenía dos días para arreglar todo según le había dicho Maryse por teléfono. 

Ni bien se adentro en el departamento, recordó porque cargó con dos canasto, en realidad Elías le ayudó a llevar hasta el séptimo piso, y la función que iban a cumplir. También tenía a un par de hombres junto a él que llevaban para anotar.

- Quiero fuera ese sillón y todos los libros y cosas en cajas. La mesa tambien por dios, esas sillas a la calle y.. - Señaló la cocina.- Tiren abajo eso.

- Señor Bane.. - mencionó Elías atajando la ropa que al parecer iba a tirar en los canastos - no cree que se va a enojar, son cosas que a el seguramente le gustan. - Magnus solamente lo miro- Solo decia...

- Elias. Cuando quiera tu opinión de algo la pediré.

Magnus siguió tirando ropa en los canastos hasta llegar a la pieza y encontrar una muda de ropa claramente seleccionada para el día siguiente al accidente, el día de su cumpleaños. Miro a otro lado por un segundo, sintió un dolor en el pecho muy grande pero enseguida levantó la frente y siguió.

- Vamos a pintar todo esto de azul. Se que ese color le gusta.

{ Les iba a poner la imagen después pero aprovecho para dividir escenas, así dejó la casa de Alec nuestro hermoso Magnus. Y la imagen del capítulo, de cabecera, está en la entrada, sobre el sofá.  Malec es todo. Los amo bye.}

Alec se levantó como el médico le indicaba y lo miró de la peor manera posible, era como si pasadas las horas y el mal humor hubiera aumentado por mil

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Alec se levantó como el médico le indicaba y lo miró de la peor manera posible, era como si pasadas las horas y el mal humor hubiera aumentado por mil. El médico lo observaba como bicho raro y Alec enseguida se paró en una sola pierna. Maryse intento agarrarlo pero él la detuvo con un gesto.

- Quiero. El. Alta. Ahora.

- Querido el alta te lo doy yo no vos.

Al escuchar esas palabras Alec se puso en punta de pies e hizo un giro completamente equilibrado. Luego lo esquivó y salió danzando, dando saltos y más giros por todo el lugar de rehabilitación en el que lo querían meter. Maryse acalló una risa que le venía desde el alma llena de orgullo y el médico la miró.

- Mañana a la mañana se puede ir tranquilamente. Dígale que pare o me aseguro que se vaya el día del arquero.

- ALEC. - Gritó su madre y este paro justo para hacer reverencias frente a unos ancianos que le aplaudían. - AHORA. - Gritó su madre al ver que el médico hacía que anotaba otra cosa que no fuera el alta.

Una vez en la habitación Alec se tiró sobre la cama y se tapó enseguida hasta la cabeza, haciéndose una bolita pequeña. Maryse que entraba detrás de él cerró la puerta.

Enseñame a sentir (P2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora