9. Quedate

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Una lluvia fuerte azotaba la ciudad y desde un séptimo piso se veía hermosa. El viento y el agua que golpeaban la ventana podían asustar tal vez a un niño que no conocía mucho aún del mundo, pero no a Magnus y mucho menos a los ojos verde azulados profundo que lo miraban. Entre ellos estaban sus manos, que juntas se tomaban al igual que sus dedos se entrelazaron. Los labios hinchados de besarse, con la pasión que correspondía a dos amantes que se acababan de declarar amor puro y lo tanto que se añoraban.

Alec sonreía cada vez que Magnus se acercaba a dejarle un beso en algún lugar de su rostro. Parecían estar en paz, en armonía. La ducha que se habían dado juntos los había dejado en un éxtasis maravilloso. Alec comenzó a cerrar sus ojos, dejándose dormitar nuevamente en la tarde.

La noche llegó y con ella el aroma de un rico café, un olor que le pareció a Alec extraño. Se removió en la cama y observo como su novio le traía una taza.

- Latte para el novio.

- ¿De donde sacaste todas estas cosas?

- Menos averigua Dios... - Dijo el ágil bailarín.

- Magnus... Sabes que no puedo aceptar todo esto, es demasiado.

- No se habla más del tema. - Se sentó en la cama junto a Alec que ya se había incorporado y sentado, apoyado contra el respaldar. - Es mi regalo y los regalos no se devuelven.

- Te discutiría pero no tengo fuerzas. - Soltó un Alec golpeado.

- Supongo que tenemos que hablar de eso...

- No tenemos que hablar de nada. No hace falta, de verdad.

- Alexander, si te hubiera pasado algo... me muero.

- Bueno pero no lo paso Magnus. Estoy bien.

- ¿Por qué sos así? Sabes que no está bien... Me molesta que no pelees.

Alec se acercó hasta el rostro de Magnus y lo acarició suavemente, este cerró los ojos como si ese simple tacto hiciera que el mundo desapareciera.

- ¿Por qué hiciste eso con tu carrera? ¿Por qué no me contaste del viaje a Europa? Esas cosas son importantes. No un idiota que no vale el tiempo de nadie.

- Porque... - Magnus apretó sus labios, no sabía si quería arruinar el momento.- No.. No estaba listo para hacerlo. Iba a decírtelo pero... Son decisiones que tomé por mi cuenta y no sentí que tenía que involucrarte. - Soltó Magnus corriendo su rostro a otro costado.

- No se supone que cuando se está en pareja se dicen las cosas, no se tienen secretos... - dijo Alec bajando su mano a la pierna de Magnus que ahora parecía algo incómodo a su lado. - No te estoy retando, no quiero que lo sientas así. Me gusto lo que hiciste.

- Gracias. - Le respondió Magnus, mirándolo a los ojos nuevamente. Respiro profundo y llevó su mano a acariciar el brazo de su novio.- Me gustaría pensar que esto es de la enfermera pero se que no lo es.

- No lo es. - susurro Alec sin mirar su propio brazo, no era la primera vez que Jace le dejaba un moretón. - No lo mal pienses, soy muy blanco.

- Eso lo se, yo mismo te dejo marcas también pero me molesta que el te toque. No son marcas de amor o pasión, son de celos. Son marcas que significan "No me toques" pero el lo hace de igual manera. No te respeta... - Magnus tomó aire nuevamente. - No puedo prohibirte que lo veas pero... Me gustaría poder hacerlo.

- Lamento que te sientas así. No quiero que estés mal por esto. - Magnus soltó una carcajada única, era increíble lo lindo que podía llegar a ser Alec cuando quería. - ¿Que dije tan gracioso?

Enseñame a sentir (P2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora