16. Llevate mi alma

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El sol resplandecía y pegaba duro contra el ventanal enorme del aeropuerto y el rostro angelado de Alexander. Un avión en la distancia se movía rumbo a la pista, listo para despegar. Un avión con destino a Francia.

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Era la tercer valija que Magnus terminaba de hacer, o mejor dicho llenar, había aplazado ese momento ya una semana y no quedaba mucho más por hacer. Era hora de irse lejos. Asmodeos se adentro en la habitación y vio las valijas fucsia y anaranjadas que estaban preparadas. Miró a su hijo y sonrió al verlo tan competente.

- Estoy muy orgulloso de vos.

- Gracias papa.

- Muy. De verdad.

- Doble gracias.

Su padre se sentó en uno de los pequeños sillones que adornaban la habitación y se lo quedó mirando mientras Magnus lo ignoraba y se arreglaba el cabello.

×

- Y uhm... Entonces... Le pones.. Tipo el cosito ahí ¿Se entiende? - Dijo Simon mirando a un Alec que tenía muy pocas ganas de estar entendiendo.

- Ponele. - Le contestó completamente aburrido. Izzy podía ser una de las personas más distraídas del planeta, pero presentarle a Simon en ese momento no era justo lo que Alec quería.

- Y cuando lo vas a apretar PUM! Sale. - Simon sonrió orgulloso mirando a su novia.

- Sos un nerd hermoso te amo. - Se acercó y le dejo un beso tierno y rápido en sus labios. Alec los miro y rodó los ojos.

- ¿Entonces? ¿A qué viene esto? No estaría entendiendo...

- Ay pero no ves que sos... DIOS.

- No, está bien yo te apoyo pero, no se porque tenemos que hacer esto ahora.

- Porque después te vas a Europa y no quería que te vayas sin conocer a Simón.

- ¿Que? ¿Quien te dijo que me voy?

- ¿No te vas? - Acotó Simon.

- No. - Izzy y Simon se miraron entre sí como comunicándose telepáticamente.

- Pero mamá me dijo que te ibas. 

- Mama vive en su propio mundo.

- Bueno... Pensé que te íbamos a cuidar el departamento...

- Ahh ahora me cierra. 

- No es que.. Ehm... No es que hayamos planeado nada... - Simon intentó disimular la desilusión ante el comentario de Alec. 

- Cállate Simon.

- Ok - Dijo el chico de lentes como un soldado.

- No le hables así a mi novio.

- Mira gorda, no tengo tiempo para esto ¿Si? Pensé que era algo serio como embarazos y esas cosas raras. - su hermana levantó una ceja hostil - Me tengo que ir... - Alec se levantó y los miró a ambos. - Lamento que se les cancelaran sus planes...

- ¿A dónde vas? - Alec comenzó a alejarse de la mesa donde estaban tomando mates, algo así como un picnic en la plaza.- VENI PARA ACA.

- A HACER LO ÚNICO QUE SÉ HACER! - le gritó Alec desde ya más lejos, caminando con pasos agigantados, alejándose de esa ridícula situación que acababa de vivir.

 ×

{ Lean esta parte con la música si pueden. }

Los brazos de Alec se extendieron libres hacia el techo mientras la música comenzaba a sonar como eco en el estudio y en su pecho; sus manos abiertas como esperando ser tomadas; movió su pie haciendo un círculo mientras se agachaba lentamente y tomaba impulso para girar, dio varios giros equilibrandose con los brazos y luego paró de golpe. Se miró en el espejo unos segundos dejando que la música sonará. Buscando algo en su mente que le dijera que pasos seguir. Cerró los ojos y se dejó llevar.

La música comenzó a meterse en su alma lentamente, tomando control de su cuerpo y este sin avisarle a la mente empezó a moverse. Eran movimientos fuertes y bruscos, como si hubiera una violencia en el sonido que le hacía recordar al dolor y le tirara de los músculos y tensores para moverlos y contraerlos como dictaba el corazón.

Se tiró al piso y desde el mismo movía las piernas como si caminara y luego las llevaba a su pecho y rodaba en el suelo; extendiéndose de nuevo llevo su mano a su pelvis y la levantó como si le hiciera el amor a algo; dejó que su mano recorriera su abdomen y luego su pecho y desde ahí se golpeó con la palma repetidas veces. Grito como si estuviera por acabar pero alejo su mano en dirección al ventanal y se levantó siguiéndola, muy ágilmente, arrodillado frente a ella, dejando que los violines le comieran el alma movió su mano a un costado, como si ese alguien se estuviera yendo.

Cuando giró y abrió los ojos, vio que Magnus estaba parado en la puerta del salon. Lo miraba atento mientras se quitaba los zapatos con la punta de cada pie y los tiraba a un costado. El chelo y la guitarra eléctrica, eran el.

Alec iba a levantarse pero Magnus se acercó dando pasos que hacía un año apenas ni podría dar. Se echó a su costado de una manera casi soberbia, era un bailarín de la puta madre, y tomó su mano dejándola reposar en su pecho. Magnus llevó su mano al pecho de Alec y ambos cerraron el puño tomándose de las ropas y levantándose a la vez.

Magnus lo soltó empujándolo y Alec hizo lo mismo, ambos empezaron a recorrer el salón dando giros y extendiendo sus piernas y brazos en intentos fallidos de abrazos solitarios.

Cuando el violín empezó a sonar se encontraron en el centro y se abrazaron, acariciándose el cuerpo como si les quemara las manos. Se miraron profundamente a los ojos, estos estaban llorosos. Se acariciaron el rostro respirando mutuamente el mismo aire.

Alec lo empujo de nuevo una vez que la música estalló nuevamente y Magnus lo siguió; Alec giraba y Magnus lo hacía detrás de él recorriendo el salón hasta que la música se detuvo y este se dejó caer hacia atrás sin mirarlo. Magnus lo sostuvo y acuno en su pecho, le busco los labios y enseguida los encontró. 

Se quedó besándolo, como si no existiera el mundo.

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{ Va en dos partes, para no hacerlas esperar tanto. Ahora que lo estoy revisando, vuelvan a leer este baile cuando hayan terminado de leer la tercera parte. JA JA me decían bruja ♥ }

Enseñame a sentir (P2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora