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Capítulo 1

Voy a contaros la historia de un niño y una niña que nunca crecerían; del pirata que deseaba matarlos y  una isla habitada por hadas; pero no es el cuento que habéis odio antes. Porque a veces, los amigos empiezan siendo enemigos y los enemigos empiezan siendo amigos. A veces para comprender como acaban las cosas, hay que saber como empiezan.

En las calles mojadas de Lumbeth, se encontraban dos madres una rubia de ojos azules y otra castaña de piel clara, dispuestas a dar en adopción a sus pequeños en dos orfanatos, uno femenino y otro masculino. La muchacha de tan solo un año de edad, era como una muñeca; su piel parecía de porcelana; su cabello negro esbelto, estaba empapado de pequeñas gotas de lluvia y sus ojos, verde esmeralda; en ellos podías verte reflejado perfectamente por el brillo que emanaban.

Les dolía demasiado dejar a sus niños en aquel lugar, pero tenían sus razones. Es mejor alejar a los niños de un mundo muy distinto al que todos conocemos.
Sacaron de sus gabardinas una carta destinada a sus pequeños. La muchacha de pelo castaño, lista para dejar atrás a su bebé, se levanto para después de dar algunos pasos, sentir un gran vacío que le hizo volver para despedirse de su hija como es debido.

- Te quiero hija mía, -acaricio su rojiza y suave mejilla para luego plantar un beso en ella- te quiero mi pequeña Scarlett -dicho esto, se fue para nunca más volver.

12 años más tarde, Segunda Guerra Mundial.

- ¡Despierten niñas! -grito una hermana- Tienen 15 minutos para arreglarse y bajar al comedor.

- Scar, despiértate ya -dijo por enecima vez al ver que ya habían pasado más de 5 minutos.

- Ashley, déjame dormir ¿quieres? -refunfuño- yo te deje dormir tranquila, ahora tu haz lo mismo.

- Como quieras, pero luego no vengas quejándote cuando no veas a tu querido y amado Peter Pan.

- No es mi Peter -dijo recalcando el mi.

- Ay -se rió- eres de lo que no hay. Venga, a vestirse.

Cada mes, las niñas le hacen una visita al orfanato masculino para no estar encerradas todo el día; además de no estar dándoles más problemas a las hermanas. Las que se comportaban bien pasaban dos días allá y las que no, o no iban o solo por unas cuantas horas, dependiendo de que tan grave fuese su comportamiento. Siempre que avisaban que iban a ir, mágicamente, Scarlett se empezaba a comportar bien ya que algunas veces se saltaban dicha promesa.

- ¡Scarlett! -Grito un muchacho de cabello castaño y ojos claros desde las escaleras al ver a su amiga entrar por la puerta principal.

- ¡Peter! -Grito de vuelta al verlo correr hacia ella para luego darse un abrazo.

Aunque haya sido un mes de diferencia o inclusive mas; para ellos era una eternidad. Las hermanas que trabajaban en aquel lugar estaban hartas de escuchar sus gritos, risas y gestos tiernos que se hacían.

- Muchachas, por favor, vayan al comedor para comer y después tendrán tiempo para estar con sus amigos -ordeno la directora del convento.

Una vez en el comedor, Peter hizo una mueca al ver que faltaba bacon en su plato. Se dispuso a preguntar para luego recibir una bronca por parte de la hermana Thompson.

- Me juego el cuello a que se queda todas las raciones -Desafió Scarlett mientras los tres miraban a la hermana Thomas.

- Te va a oír, tiene el oído de un elefante -dijo Nibs, el mejor amigo de Peter.

- Y también el culo -añadió Peter haciéndonos reír a los tres-. ¿Os habéis dado cuenta que hay más sitios vacíos?

- Sí, a Nelson y a Billy los han evacuado -respondió Nibs- tienen suerte.

- ¿Cuando se los llevaron?

- No lo se, pero cuando me levante ya no estaban. Seguramente con alguna familia de Canada, hasta que acabe la guerra. Me iría con los ojos cerrados.

- No seas bobo -reprocho Peter al ver que su amigo no cumpliría la promesa- tienes que quedarte.

- ¿A esperar a que nuestras madres vengan a recogernos? -Replico.

- Exacto, estamos atrincherados, defendiendo el fuerte -añadió Ashley mientras se sentaba.

- Esperando a la caballería -agregó Scar por último en un susurro.

- Vosotros -dijo la hermana Thomas- dejar la cháchara y comer.

- Pues mire -desafío Peter mientras cogía su plato y lo lanzaba al suelo- ya puedo hablar -algunos empezaron a lanzar comida porque ya que el suelo estaba sucio, ¿Por que no ensuciarlo más?

- Vosotros tres -grito- ¡estáis castigados!

Los tres se miraron entre ellos para luego bufar al ver que Ashley se había escabullido.

𝐸𝑠𝑡𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑠𝑢𝑒𝑛̃𝑜.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora