XIII

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Capítulo 8

- Este es el árbol de la verdad; un día de guerra, Barba Negra destruyó todo en su búsqueda de Pixuri, pero entonces el jefe hizo un pacto con el gran rey de las hadas uniendo los pueblos contra los piratas. Una noche el hijo del rey y del príncipe de las hadas, llego hasta el barco de Barba Negra encontrándose con una mujer; se llamaba Mary, el gran amor de Barba Negra y su más preciada posesión. Noche tras noche el príncipe visitaba a Mary; cuando Barba Negra los descubrió, se volvió loco de celos así que para salvarla, el príncipe adopto forma humana. Pero si bien las hadas pueden vivir miles de años, en forma humana solo pueden vivir un día. El príncipe sacrifico su vida por la joven a la que amaba y el fruto de ese amor, eres tu -miro a Peter- nuestro pueblo ayudo a tu madre a esconderlo y te hizo este totem para que cuando regresaras, supiéramos que eras tu.

- ¿Qué ha sido de mi madre? -pregunto.

- Regreso al bosque y lucho a nuestro lado durante muchos años. Los piratas ganaban la guerra y las hadas tuvieron que retirarse a un reino oculto donde permanecen escondidas sin que lo sepa Barba Negra hasta que puedan resurgir y luchar.

- ¿Y mi madre?

- Esta allí -confirmo para luego hacer que Peter sonriera.

- ¿Esta allí? ¿estas segura? tengo que verla, por favor llévame ya.

- ¡No! -protesto el anciano- debes ser paciente.

- ¡Pero me esta esperando!

- El reino de las hadas es el mayor secreto de esta tierra, nuestro deber es protegerlo. Antes de llevarte hasta allí, debes de demostrar que eres el hijo de Mary. Ese a quien estábamos esperando. Con la tercera luna, deberá volar. Si vive es el elegido.

- Ejem -tosió Smee- un segundito, ¿y si muere?

- Es un impostor -sentenció- su muerte estará justificada. Tres días.

Después de la historia que Tigrilla había contado, a Scarlett le dejo mucho que pensar y con ello, demasiadas dudas. Por más que Peter decía que estaban buscando a sus madres, el solo se centraba en la suya, ignorando a la madre de Scarlett y eso no le gustaba ya que por más que en la profecía se la nombraba, no había ningún rastro de ella.

- ¿No es suficiente que tenga el colgante? -preguntó.

- Podría haberlo robado.

- Pero no es así.

- El chico siempre a llevado eso -hablo Garfio.

- ¿Hace mucho que os conocéis?

- Tres días -dijeron los amigos.

- Toda la vida - dijo Garfio a la misma vez que ellos pero elevando más el tono para que el anterior comentario no se escuchara.

- Lo de volar es un detalle estúpido, ¿es que no lo ve? -se quejo Peter.

- Si tu no crees Peter, entonces nadie lo ara, pero si lo haces, ellos también lo harán, te lo prometo -finalizó Tigrilla para luego irse.

- Tranquilo Peter -le acarició el hombro- seguro que lo conseguirás, no estés mal -le sonrió

Cuando habían dejado la cabaña, en el pueblo continuaba la fiesta que antes habían interrumpido pero para no meterse entre medio, decidieron subir a un lugar más elevado.

- ¿Eres quien creen que eres? -pregunto Garfio.

- No lo se.

- Creen que eres su mecías -lo agarro del hombro- que estás aquí para liberarles, ¿es verdad?

- Te he dicho que no lo se -le dijo de mala gana Peter mientras subía las escaleras.

- Garfio, déjalo, esta angustiado, todo esto es muy difícil de asimilar y más a esta edad -le defendió Scarlett.

- ¿Por qué todo es tan complicado? -pregunto.

- Eso es algo que no te puedo decir con exactitud.

- ¿Qué pasa si no lo logro? ¿qué pasa si fallo y acabo muriéndome? - confeso preocupado.

- Peter, llevo siendo tu amiga desde hace años, confió en que lo harás bien. No te preocupes por eso ¿quieres? porqué al fin y al cabo, cuando llegue el momento, vas a tener pensamientos negativos y no podrás lograrlo, así que alejate de esos pensamientos.

- ¿Como?

- Piensa en cosas felices, como cuando los cuatro estábamos pintando el patio trasero por haber echo que a la hermana Thomas le diera un ataque de pánico por haberle llenado la cama con ratas y Ashley y Nibs acabaron llenos de pintura hasta las orejas o cuando habíamos salido de paseo y nos pillo la lluvia y tuvimos que correr pero acabe cayéndome haciendo que tu cayeras conmigo o cuando...

- Cuando te conocí -agrego Peter haciendo que a Scarlett se le sonrojara el rostro.

- Nunca olvidare ese día -sonrío para que luego Peter, acortara poco a poco la distancia que había entre ellos.

- Fue el mejor día de mi vida -se rió- recuerdo el atuendo que llevabas.

- Que conste que fui así porque justo antes de ir, las gemelas Martin, me habían roto el uniforme -se quejo.

- Te veías bien, resaltabas entre las demás -rió, Scarlett ya sentía que Peter había acortado mucho la distancia entre ellos que ya la situación le incomodaba.

- Bueno -se alejo- ¿quieres pasear?

- Vale -contesto apenado.

No sabía que se supone que iba a suceder entre ellos dos pero no querían sacar conclusiones antes de tiempo.

Cuando la fiesta acabo, todos se fueron a dormir incluidos los más pequeños del grupo. En la mitad de la noche, Peter se había despertado para luego despertarse Scarlett. Ella espero para después salir en su búsqueda; lo encontró enfrente de un pequeño precipicio, ni tan alto ni tan bajo. Se acabo escondiendo ya que deducía lo que sucedería a continuación.

- Yo creo... puedo volar -suspiro- si estuviera aquí Nibs, el sabría como ayudarme.

Cuando pronunció aquellas palabras, sintió que algo dentro de ella se había roto, ella ya sabía que, por más que haya estado por el más que por ella misma sabiendo que siempre le estaba apoyando en todo, prefería a su mejor amigo. Es normal al fin y al cabo, es de su mismo género y no sabe si volverán a encontrarse pero sabiendo el aprecio que le tiene, le provocaba celos innecesarios.

El muchacho se había posicionado en una rama más alta para, después de haber respirado profundo, saltar; lo que el intentaba era volar pero se decepcionó cuando no lo había logrado. Scarlett se había percatado de que Tigrilla se encontraba observando la escena. Peter, después de unos cuantos intentos fallidos más, acabo rindiéndose. Mientras el muchacho volvía a la cabaña; Scarlett se había quedado pensando. Cada vez se estaba dando cuenta del sentimiento que se estaba creando dentro de ella; pero, por más que se esforzará por negarlo, era real, estaba empezando a enamorarse de Peter, Peter Pan.

𝐸𝑠𝑡𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑠𝑢𝑒𝑛̃𝑜.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora