Capítulo 1:

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Capitulo 1

Actualidad.

"Corre, corre... Ve al castillo, escóndete, debes esconderte.

Sus pies descalzos se lastimaban por las hojas y ramas secas que había en el jardín tétrico y tenebroso que se abría paso frente a ella, los árboles secos y puntiagudos la rodeaban, sola, ¿qué hacía allí?, ¿cómo había llegado?¿Y qué se suponía que debía hacer...?

A la distancia, el amago de unas enormes torres raídas de algún castillo de antaño le dejaba saber que si caminaba hasta aquel lugar, podría encontrar a alguien que quizás tuviese respuestas a sus interrogantes, pero, ¿era seguro ir a aquel lugar desconocido...?

Corre, corre, ve al castillo, escóndete, refugiate de él...

Volvieron a susurrar en su oído, una voz fina y melodiosa, tan atrayente como el canto de una sirena a un marinero que desea seducir...

Un rugido, el rugido de una bestia, escalofriante e iracundo, un animal que desconocía y que no creía querer conocer, la sobresaltó y lleno su cuerpo de adrenalina, la suficiente para querer huir de aquel bosque ha donde fuese posible conseguir un resguardo, el castillo, la única pieza arquitectónica capaz de protegerla de aquel monstruo.

Sus pies tomaron la iniciativa mucho antes de que siquiera lo pensara, su piel empezó a tornarse perlada por el sudor, su respiración entrecortada por la mezcla entre el esfuerzo físico y el miedo, el castillo cada vez más cerca, miro una vez hacia atrás, causando que perdiera el control de su andar y sus pies se enredaran entre sí, chocó de bruces contra el suelo, clavándose viles espinas de ramas, flores secas rosando con sus recientes heridas, sollozó, la bestia más cerca de ella, podía ver su forma, una unión entre un bisonte, un lobo y los cuernos de un toro, con una joroba y demasiado pelo que cubría todo su cuerpo, dándole un aspecto más terrorífico la escena, podía ver sus colmillos y rugía con fiereza, aclamando su cena, sollozo con más fuerza, a sabiendas que de esa no se salvaría, iba a morir, el animal la abrazo, colocándose arriba de ella, lo observo un segundo, percatándose del par de zafiros que adornaban el rostro de la temible bestia. Cerro sus ojos al notar como esta expandía sus garras para luego bajarla a velocidad y golpearla, pero el golpe nunca llego..."

Despertó entre sudor y lágrimas saladas, ahogada por la experiencia de tan terrible sueño, no debía extrañarle, ni mucho menos, Blair siempre tenía sueños parecidos, la misma bestia, el mismo castillo, apagó su frustración amasando su cara con sus dos manos.

Desde la muerte de su madre, aquellos sueños la perseguían, según su manera de pensar, no era más que un trauma por la pérdida del ser que más había valorado a la corta edad de cinco años, sin embargo, al pasar el tiempo, había tomado la iniciativa de describirlos a profundidad en un viejo cuadernillo para distinguir las casualidades con los otros.

Una bestia de ojos azules, un castillo y una voz que le susurraba al oído que se protegiese... Eso sin contar las espinas de las rosas y los lirios que sobaban su piel ensangrentada y mugrienta por el barro del lugar.

Eran las cosas resaltantes en todos sus sueños, se acercó al reloj de noche que reposaba en su mesilla de noche, la hora marcada eran las seis de la mañana, suspiró, ya no podría volver a dormir y aun faltaban un par de horas para que su padre le llevase el desayuno, observó con cuidado la habitación que la rodeaba, inspeccionándola.

El pequeño hurón llamado Phil, que había adoptado el último día que visito a su madre, se encontraba en la cama que había rogado a su padre comprar para su nueva mascota. El lirio que había perdurado a pesar del tiempo transcurrido desde aquel día se encontraba en frente de ella, justo al lado del reloj, y el espejo antiguo que le había obsequiado su madre igual, una cama de dosel ikea con colchón y mantas gruesos que la resguardaban del helado invierno, el cual podía apreciar con solo vislumbrar un poco la ventana, pues el árido verano había pasado hace un buen tiempo y el otoño ya había arrasado con las hojas del árbol que había justo a un par de pasos de la habitación dejando sus ramas desnudas y a la vista, suspiró, cuanto le hubiese encantado disfrutar como una chica normal aquellas dulces estaciones.

La Flor Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora