7

8 2 0
                                    

- Dejame salí.

- No, eres mi prisionera del lago de los cisnes.

Cerré de un portazo, la música sonaba cada vez mas fuerte. Esa canción era tan familiar, cada ves más. Atrás de la puerta esa muchacha lloraba.

Me desperté cubierto de sudor frío, de nuevo ese sueño-pesadilla.

Fui a ve a Dasha, estaba espierta mirando el anillo que llevaba en la mano. En ese momento no caí en que lo que tanto soñaba y tan poco me gustaba, lo estaba haciendo.

- ¿Has dormido bien?

- Al menos esta cárcel tiene un colchón cómodo.

- No te conviene, vives presa del pánico. Del miedo a estar sola. Abre tus ojos, vales mucho. Esos ojos azules no merecen tener una lágrima de tristeza por alguien que no te quiere.

- Hizo que me cortará mi cabello negro y largo por los hombros.

- No te queda mal, pero debes ir como tú te gustes y hacer lo que te guste.

- ¿Por que me ves prisionera de él, si él no me tiene encerrada como tú?

- Yo no quiero tenerte encerrada, sólo quiero que te calmes y no vuelvas con él. Por que no te merece, te mereces alguien que te respete. Y lo que anoche vi no era respeto.

- Dasha, Ares. Buenos días. Quiero mi desayuno.

- Ahora, ve y vistete, comeremos lo que te dije anoche. Y vamos a comprarle ropa a Dasha.

- ¿Me vas a sacar o a dejar encerrada como un animal?

- Hombre, tenemos un problema, mi prisionera lleva el traje del lago de los cisnes.

- Espero que lo que veo no sea un amago de risa.

- Lo siento, es que eres un cisne, y te dejaré encerrada con Agneta, mientras bajo a comprar algo de ropa para ti.

- ¿Vas a sacarme a comer a pesar de que pueda liarla o escapar?

- Sí te vas, juro que mató al tipo, y creeme que tu dirección la conseguiré en cinco minutos.

- Vale, no hago nada, pero no le hagas daño.

- Pues hazme caso.

- Creo que mi sueño me advertía de ti. Seguro que ese hombre eres tú.

- ¿Te respondió el por que te encerró?

- No, no lo hizo. Ni vi la cara. Pero eres tú.

- Yo no te encerré en una habitación.

- Igual estoy retenida contra mi voluntad. ¿Que quieres de mí?

- No quiero nada, sólo que no vallas hacia él. No te tengo aquí por que este obsesionado contigo ni nada, no me interesas como mujer, ninguna me interesa como tal, sólo para pasar el rato, pero tranquila eres la profesora de Agneta. Voy a por eso, no te muevas de aquí.

No respondió y yo salí cerrando bien la puerta de la calle. Fui a una de las tiendas que habia en la calle y compré unas mayas y un chaleco, miré que fuera talla única, asi seguro le quedaba bien.

Mi Prisionera Del Lago De Los CisnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora