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- Yo sé quien es.

- ¿Como que lo sabés?

- No sé pero ayer el sueño que tuviste me recordó al mío y ahora oyendote me has recordado al que acabo de tener. ¿Por que sueño contigo?

- ¿Como sabes que soy yo? ¿Tu si viste la cara de la chica?

- No, pero mucha coincidencia ¿no te parecé?

- Quizás. Pero no creó que sea yo. Yo me enamore de mi secuestrador.

- ¿Que es enamorarse?

- Lo que estáis haciendo ahora. ¡Callaros! —Protestó mi hermana andose la vuelta en la cama— Y llevo despierta rato intentando ignorarlos a ambos y no hay forma.

- No te enojes enana. Que hay unos bollicaos de leche esperándote con un batido de plátano y fresa en la mesa.

- Eso se dice antes. Y darse ya el beso. —Se sento en la cama mirándonos—

- Agneta, vamos a merendar.

Ambos nos levantamos mientras mi hermana nos miraba con cara de «¡Que hijos de puta no me han echó caso encima de despertarme!». Poco después se unió a la mesa para desayunar los tres juntos.

- Hermano, parecemos una familia, osea, ustedes marido y mujer y yo vuestra hija.

- Pues siento decirle que soy su hermano y que deberias estar agradecía sino hace un instante en su habitación le hubiera puesto el culo rojo.

Se echo a reír por el modo en el que le hablaba.

- Te quiero hermanito.

- Y yo a ti pequeña.

Una vez desayunamos mi hermana corrio a por mi móvil y se puso atrastear en él. Nosotros nos sentamos en el sofá con un paquete de Doritos.

- ¿Jugamos?

- ¿A que Agneta?

- A las adivinanzas.

- Claro enana.

- Dasha, ¿Juegas?

- Sí, Agneta, jugamos.

- Empiezo yo. —Miro el móvil —Pobrecito, pobrecito, todo el día sin parar y no sale de su sitio. ¿Que es?

- Un caracol. —Respondi—

- No, Ares no es eso.

- No se que es. —Dijo Dasha, masajeandose la sien—

- Es el reloj. Ahora otra. —Miro el móvil de nuevo—Empieza por "a" y no es ave, sin ser ave, vuela ¿Quien será?

- ¿No puedes decir una fácil?

- Agneta una para nuestras mentes atrofiadas, ni tu hermano ni yo somos tan listos.

- Abuela. —Volvio la vista al movil—De tus tíos es hermana, es hija de tus abuelos y quién más a ti te ama.

- Mamá. —Respondi—

- Dasha, toma tú. Ahora yo adivino.

Dasha tomo mi móvil y se dispuso a leer.

-Todas las palabras sé y, aunque todas las explico, nunca las pronunciaré.

- Un diccionario.

- Mi hermano esta en racha.

No pudimos evitar echarnos a reir.

- Chicas, vamos a cenar a un bar ¿Si o no?

- Claro hermano.

- Como queráis.

- Pues abrigaros un poco. Dasha en mi armario hay una chaqueta de cuero de hace unos años, ya me queda pequeña pero era mi primera chaqueta de cuero, pontela no quiero que cojas frío.

- Tu voz delata que es importante para ti esa chaqueta. ¿Por que?

- Me la regalaron mis padres.

- Voy a por ella. Gracias.

- No tienes que darlas.

- Aun no os habéis puesto una chaqueta, yo ya tengo mi abrigo.

- Ya vamos enana.

- Si, lo siento.

Mi Prisionera Del Lago De Los CisnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora