Capítulo 3

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Eran casi las siete de la mañana cuando atravesó las grandes puertas de F&B. Todo estaba más tranquilo de lo normal, sabía que la mayoría de los trabajadores no llegarían hasta más tarde, así que pretendía aprovechar toda aquella libertad tanto como le fuese posible. Se sentía nervioso, casi como aquel día que presentó su proyecto en la postulación para el cargo que ahora era suyo, sólo que ahora tenía la responsabilidad de toda esa confianza que habían depositado en su trabajo y quería resolver hasta la más pequeña de las dudas, odiaba dejar cabos sueltos. Confiaba en lo que tenía, había hecho las suficientes investigaciones para presentar algo casi perfecto, aún así, aquella pequeña parte de la que todavía dudaba le hacía sentir en ascuas. Decidió que necesitaba relajarse por lo que se tomó una pequeña pausa para ir hasta uno de los cuartos de descanso y conseguir una taza de café.

En cuanto el líquido humeante inundó su paladar logró calmar un poco su ansiedad.

—Buenos días, arquitecto. —Alec reconoció a Lydia de inmediato. Ella le sonreía ampliamente.

—Buenos días, Lydia —contestó, tratando de mostrarle una sonrisa, pero lo cierto es que aún no terminaba de acostumbrarse a que lo trataran con tanto protocolo—. Puedes llamarme Alec... por favor.

Ella le dedicó una mirada extrañada, pero después de unos segundos volvió a mostrarle una sonrisa, asintiendo despacio. Pasó por su lado y se sirvió también una taza de café, quedándose después en silencio.

—Así que —habló de nuevo—. ¿Hace mucho que trabajas aquí?

—Cinco años —respondió ella, mirándole apenas de reojo—. Pero se siente como una eternidad.

—Es mucho tiempo, es normal.

—Sí, supongo que después de un tiempo sólo te acostumbras. —La mujer se encogió de hombros. Alec la notaba algo retraída—. De todos modos no puedo quejarme, me dan la oportunidad de estudiar. Patrocinan mi carrera desde hace tres años.

—Eso es increíble —agregó, dejando ya a un lado su taza vacía—. No tenía ni idea de que hicieran algo así aquí.

—Es gracias a Magnus. —Lydia lo miró casi horrorizada, como si hubiese dicho algo malo—. El señor Bane, quiero decir.

Alec frunció el ceño ante aquella actitud, pero no presionó el tema.

—Cuando su padre murió todos pensábamos que él tomaría su lugar —empezó ella de nuevo, y su curiosidad era demasiada como para interrumpirla—. Pero fue el señor Fell quien tomó el mando de todo, lo ha hecho bastante bien, pero creo que el señor Bane traerá un par de cambios para bien.

—En la reunión todos parecían sorprendidos... —Alec vio una pequeña sonrisa en los labios de Lydia y no pudo terminar la frase.

—Bueno, últimamente no se ha dedicado directamente a los negocios de construcción, pero créeme, sabe mucho más de lo que todos creen.

Le causaba curiosidad la manera en que Lydia se expresaba de Magnus, aún más al recordar la pequeña charla que tuvo con Hodge el día anterior en el ascensor. Era evidente que se estaba perdiendo de algo y eran tantas sus dudas que no sabía cuál resolver primero.

—Parece que lo conoces bien —murmuró al final, concentrándose en las expresiones ajenas para guardar cualquier detalle. Se sentía ridículo, pero saber más de Magnus se le estaba volviendo una obsesión.

Lydia pareció repasar el lugar, como si temiera que hubiese alguien más que pudiera escucharla.

—De hecho, sí —contestó ella, más relajada—. Gracias a él empecé a trabajar aquí y luego gracias a él también pude entrar al programa de patrocinio para retomar mis estudios. Magnus es un gran hombre... es sólo algo difícil de comprender al principio.

The search for love, but finding fear » malecWhere stories live. Discover now