Desde hace un tiempo, he estado enamorada de Marco. Siempre pensé que el amor era algo hermoso y que sólo me traería felicidad... más nunca imaginé que iba a sufrir y llorar tanto.
Por suerte, Marco se había quedado dormido cuando terminé de hablar con Tom. No tuve que darle explicaciones inmediatamente. Lo malo fue que al otro día sí quiso saber de mi "cita" con Tom.
—Y bien, Star... ¿qué te dijo Tom?
—Eh... si... dijo que sí—dije con incomodidad —.
—¿De verdad? ¡Vaya, ojalá Jackie me aceptara también!
Cada vez me sentía más tonta. Quizás hubiera sido mejor decirle la verdad. Que odiaba a Tom y que estaba enamorada de un chico que no me correspondía.
—Si... eso espero.
—Bien, deseame suerte.
—¿Lo harás... ahora?
—extrañado—¡Claro! ¿No me habías dicho que, como tenía todo planeado, no podía rendirme?
—S-sí pero... pero... no... no tiene nada de cool decírselo a Jackie en la escuela—respondí, como una estúpida —.
—¿E-eh? ¿Tu crees?
—¡Pues claro! En las películas que has visto, ¿acaso los chicos se declaran en la escuela?
—Bueno, en algunas si.
—arrepintiendome por haber dado una excusa muy tonta— P-pero en las que he visto yo, ¡no! ¡A-además! A Jackie no le parece cool —inventé —.
—¿Cómo lo sabes? ¿Te lo dijo? ¿H-habló de mi? —preguntó emocionado—.
—¡No seas tonto! ¡Claro que no! Sólo... lo comentó.
—Ahh... ya.
Hubo un incómodo silencio entre los dos. Ambos seguíamos caminando hacia la escuela, en silencio. Marco estaba serio, respirando con dificultad. Estaba nervioso.
—Ay, vamos. Tranquilo. Todo saldrá bien.
—¿Y-y si me rechaza?
Rechazo. Es algo a lo que todos tememos. Que nos rechacen y nos hieran.
—Mira, Marco. Se que no soy la más adecuada para decir esto, pero... no le tengas miedo a ser rechazado. Es obvio que la amas y no quieres salir herido, pero... a veces... pasa que la otra persona no siente lo mismo que tu. Y eso no es su culpa. Ni tuya. Además, después de decirle tus sentimientos, aunque seas rechazado, estarás orgulloso de no haber sido un cobarde y ocultar tu amor.
Después de decir eso, me sentí completamente estúpida. Todo lo que decía me aplicaba, irónicamente. Y yo era realmente una cobarde por no decir lo que sentía por Marco. Y una tonta por haber acordado una cita con Tom aunque no sentía nada por el. Y más aún por mentirle a Marco todas estas veces.
—Star, ¿estás bien? De repente me dices eso como si fueras mi psicóloga y luego te quedas callada y... triste.
—¿E-eh? —estaba con un nudo en la garganta—.
—Si te sientes mal te puedo llevar a caaaaaaaa...sa.
—¿M-marco? —me giré para verlo—.
Estaba totalmente sonrojado por la presencia de una chica: Jackie. Habia llegado sin previo aviso y quien sabe cuánto habria escuchado.
—J-Jackie Lynn Tho-omas...
—Hola, Marco. Hola Star.
—¡Hola amiga! Bueno, creo que olvidé algo en casa... ¡nos vemos! —grité alocadamente, intentando aguantar el llanto—.
—P- pero... ¡Star!
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