Recorro la espalda desnuda de Noa con mis dedos, dibujado pequeños círculos y contando todos sus lunares.
—Mhm...
—Buenos días, preciosa—beso su hombro y esboza una pequeña sonrisa
—Esta ha sido nuestra primera noche viviendo juntos oficialmente—susurra, pues ayer trajimos la última caja
—Qué bien me sienta oír eso—murmuro y dejo pequeños besitos por su hombro y cuello hasta llegar a sus labios para besarlos
—¿Te sienta bien oír que vivimos juntos?—se gira para mirarme a los ojos, yo asiento y comienzo a acariciar su cadera con mis dedos—¿Por qué?
—Porque así eres más mía—junto nuestras frentes
—Eso suena machista, no soy tuya, no soy un objeto—ríe
—Bueno, tú me entiendes.
—Mía es tu hija, no yo—me guiña el ojo y yo suelto un pequeño bufido, que ella calla con un beso
No tardo en colocarla debajo de mí sin cargar mi peso en ella.
—¿Sabes que me encantas?—paso mi nariz por su cuello y ella me sonríe
—Me lo dices a menudo.
—Bueno, nunca te lo digo demasiado.
Sonríe de lado y yo entierro mi cabeza entre su cuello y su hombro.
—Te adoro, preciosa.
—Eres un cursi, Antoine.
—Solo contigo.
Acaricia mi pelo y sonríe.
—Deberías ir a ver a Mía, creo que está despierta.
—Me llamaría.
—Anto...
Suspiro y me levanto. Camino hacia la habitación de mi hija y entro, la pequeña está sentada en la cuna hablando con Hooki.
—Buenos días, princesita...
Mía ríe y estira sus bracitos hacia mí para que la coja.
La levanto en brazos, le doy un besito y la llevo a nuestra habitación.—Dale los buenos días a Noa, corre.
La dejo en el suelo, sonríe de manera adorable y corre hacia Noa para que la suba a la cama.
—Buenos días, preciosa—Noa la abraza y la llena de besitos que la hacen reír
—Ona—dice sonriente
—Bueno, es un amago de mi nombre—ríe mientras yo las observo
Me acerco lentamente y Mía me mira.
—Se acerca... ¡el monstruo de las cosquillas! ¡Roar!
Me lanzo sobre ellas y empiezo a hacerle cosquillas a Mía, que se ríe e intenta apartar mis manos.
—Ona tambén—dice frunciendo el ceño
Comienzo a hacerles cosquillas a las dos mientras ambas ríen a carcajadas.
—¡Api para!—exclama de repente Mia y se pone seria
—¿Qué pasa, petite?
—Eso.
—¿Eso?
—¡Chi!
Miro a Noa extrañado y ella no puede parar de reírse.
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Yo No Te Pido La Luna
FanfictionA Antoine Griezmann siempre le gustaron los misterios, y ella era un misterio que resolver. Cuando llevaba a su hija al parque, siempre la veía sentada en la hierba, con un cuaderno y un bolígrafo. Al principio pensó que dibujaba, pero luego se di...