Capítulo 32

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Mi madre nos recibe con una gran sonrisa y abraza a Mía con cariño. Después nos abraza a nosotros.

—¡Cuánto echaba de menos a la petite!

—Gracias por la parte que me toca, mamá.

—No me digas que te vas a poner celoso de Mia.

—Es un celoso—ríe Noa y me pellizca un moflete

Hago una mueca y cojo su mano.

—¿Cuánto tiempo os vais a quedar?—pregunta mi padre

—Solo esta noche—respondo—. Mañana por la tarde tengo que dejar a Mía con Er.

—Pero para una noche no os merecía la pena venir, Antoine.

—Es que tenemos que contaros algo, pero con las bodas de nuestros amigos y todo no hemos tenido tiempo de venir antes, lo siento.

—Descuida. ¿Y qué es lo que tenéis que contarnos?—pregunta mi madre—¿Acaso vamos a ser abuelos de nuevo?

Noa comienza a toser y a negar con la cabeza apresuradamente, a lo que yo río.

—No de momento—entrelazo mis dedos con los de Noa—. Aunque lo seréis, o pretendemos que lo seáis, después de la boda.

—¡Te casas!—mi madre se llevó las manos a la boca, emocionada y se lanzó a abrazarnos después de dejar a Mía en brazos de mi padre

Tras una ronda de abrazos y felicitaciones pone la cena en la mesa. Theo no está y Maud tampoco, así que no se lo podremos decir en persona esta noche.

                                (...)

—Adiós, petite...—beso la frente de Mía y ella se despide con la mano—Nos vemos en septiembre...

Er se despide con dos besos de mí y de Noa y se va con la pequeña.

—Bueno, ahora nos quedamos solos—suspiro volviendo a entrar en casa

Hooki llega hasta mi corriendo y me sube a la pierna.

—¿Quieres ir a pasear, campeón? Bueno, pues paseo en familia.

Sonrío y abro la puerta para que Hooki salga. Va por delante de nosotros pero de gira para comprobar que le sigamos. Noa y yo caminamos de la mano en silencio.

Nuestro perro nos guía hasta el parque al que lo llevo siempre y se aleja corriendo para luego volver y repetir lo mismo varias veces.

—Aquí nos conocimos—sonrío de lado y cojo su mano

—Sí...—sonríe y acaricia mis dedos—Oye, Anto.

—Dime.

—Mañana he quedado con Jud y Pau para empezar a organizarlo todo, pero me han dicho que tenemos que pensar ya la fecha.

—Mhm... ¿Te parece bien nada más terminar la temporada?

—Como tú quieras.

—Esto es cosa de dos, preciosa.

—Tú me has dicho que quieres que lo prepare a mi gusto, tú eliges la fecha.

Ruedo los ojos y la abrazo.

—¿Quince de junio?

—Me parece bien...

Hooki vuelve corriendo y se sienta a mi lado, es hora de volver a casa.

                               (...)

—¡Para, para!—Noa intenta escabullirse de mi mientras yo trato de mancharle la cara de chocolate

—¡Ven aquí!

—¡Sabes que no me gusta!—se inclina cada vez más hacia atrás y tengo que sujetarla por la cintura para que no se caiga

—Dame un beso, anda.

Hace una mueca pero sonríe y me besa.

—Estas cosas deberías pagármelas, sabes que odio el chocolate.

Ruedo los ojos, me limpio los labios con una servilleta y ataco los suyos con agresividad. La alzo y hago que rodee mi cintura con sus piernas.

—¿Qué haces?—gime cuando ataco su cuello

—Pagártelo—muerdo su clavícula y la llevo a la habitación

                                (...)

—¿Dónde estás?—pregunto cuando me coge el teléfono, acabo de llegar a casa y estoy solo

—Con Jud y Pau. Están viendo la fecha que les propusimos para arreglar lo de la playa. ¿Quieres acercarte? Yan se aburre.

—En cinco minutos estoy ahí. Por cierto, cariño, ¿te encuentras bien? Esta mañana cuando me fui tenías mala cara.

—Sí, sí, estoy bien. Solo que cuando te fuiste me acababa de levantar de una pesadilla.

—¿Segura?

—Segura.

—Vale. Nos vemos ahora, te quiero.

—Y yo a ti, cariño.

                                (...)

—Vale, tenemos un problema—suspira Jud—. La única fecha en la que podríais hacer la boda allí es de hoy en quince días. La temporada todavía no habrá empezado y tendríais quince días más para iros de luna de miel, pero sería prepararlo todo en tiempo exprés y...

—¿Podéis intentarlo?—pregunto

—Anto, no tiene por qué ser allí, Pau y Jud tampoco pueden prepararlo todo en quince días y...

—Tú quieres que sea allí, pues tu boda va a ser allí. ¿Podéis intentarlo?

Pau y Jud se miran y asienten.

—Pero tenéis que estar a nuestra disposición las 24 horas, tenemos muy poco tiempo.

—Chicas, no...

—Lo estaremos. Todo sea por cumplir el sueño de mi chica.

                                (...)

—Las invitaciones ya están mandadas. Por correo electrónico para que lleguen a tiempo, claro—informa Pau mientras mira su lista de cosas por hacer—. El catering ya está contratado y el restaurante lo pondrá todo en la playa, con luces, velas y farolillos... La prueba de tu traje es esta tarde y... Y mañana por la mañana el vestido de novia y de las damas de honor, además del de Mía.

—Mierda, es verdad, tengo que ir a recoger a Mía esta tarde—mascullo

Con la rapidez con la que estábamos preparando todo había tenido que convencer a Erika en cinco minutos de que me dejase a Mía esta semana para que pudiese venir a la boda. Sorprendentemente había aceptado.

—Imposible, tienes la prueba del traje. Irá Yannick.

—Menos mal que tienes todo pensado...—río

Jud aparece corriendo en el salón y me enseña dos fotos.

—¿Mar o montaña?

Las observo un par de minutos.

—Mar. ¿Cómo se te ocurre preguntarlo?—río—¡Cómo si no conocieses a tu amiga!

—Solo quería asegurarme. Entonces, la luna de miel, empieza en Grecia, luego Italia y termina en...

—En su casa. En Galicia.

—Perfecto. Una semana por Grecia y luego cinco y tres días, ¿no?

—Exacto.

—Ya tengo los cartelitos perfectos para las mesas—Noa entra con una sonrisa en el rostro que me hace mirarla embobado

Se sienta en mi regazo y comienza a enseñarle unas fotos a Jud y Paula. Apoyo mi cabeza en su hombro y beso su cuello mientras escucho sin enterarme de mucho.

La veo tan feliz que el resto no me importa.

Yo No Te Pido La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora