Desgarradoramente guapo.
Sólo podía pensar en aquellas dos palabras. Era incapaz de pensar en nada más, desde luego que su belleza no dejaba lugar a dudas; era lo más similar a un dios de lo que había visto a lo largo de mi vida.
No podía dejar de mirarle por algún motivo que desconocía. Era como estar hipnotizada ante él, como si tuviera la necesidad de aferrarme a sus fuertes brazos, y de acariciar su musculosa espalda.
Él tampoco desprendía su mirada de mí, y el tiempo por unos segundos se detuvo.
- Mía.-susurró. Ante aquella palabra no sabía que contestar. Pero mi corazón dictó mi propia sentencia.
- Mío.
Su mano derecha acarició mi rostro y sentí que era aquello que completaba con facilidad un hueco que existía desconocidamente en mi interior.
No conocía su nombre, pero tampoco necesité hacerlo. Me sentía comprometida en alma y cuerpo con su mirada.
- ¿Kaleb?
La voz de Laia me apartó de él, quien lentamente dejó de acariciar mi rostro y fijó su atención en mi compañera.
- Prima.-Le saludó y esta le besó la mejilla. ¿Por qué Laia no me había hablado de su primo? Teniendo un primo así, debería de haberlo hecho. Si, tendría que habérmelo mencionado incluso antes de decir su propio nombre. Me sentía estafada.
Buscaba algo interesante en aquel pueblo de mala muerte, y sí, lo había encontrado.
- Veo que ya os conocéis.-Dijo, con una sonrisa que no quise adjetivar-. Ky, yo me voy con Jake, ya sabes. Cuando llegues a casa evita entrar a mi cuarto.
- Desde luego que no entraré.
Y no, no lo haría. Porque mi mente aún era pura, al igual que yo. Una forma curiosa de dejar caer que era virgen, pero aunque no me parecía un tema tabú, no era capaz de airearlo con la misma facilidad que Laia tenía para decir que se acostaría con Jake el primer día de conocerle.
- Dile que ya hablaré con él.-Gruñó Kaleb. Hasta su nombre era especial.
Y entonces caí en la cuenta de que estaba actuando como una quinceañera, no le conocía, y solo podía decir que era guapo y primo de una chica que aún no podía considerar amiga.
Laia se acercó a su oído y este asintió. No volvimos a hablar hasta que ella se hubo ido.
- Debo irme.-Aseguró, aquello me desilusionó levemente. Me hubiera gustado conocerle más-. Estaré por aquí, Ky.
Y esa frase me la tomé muy en serio, porque aunque estaba sola en una fiesta, de la cual no conocía realmente a nadie, e iba borracha, fui capaz de pensar en que, si me pasaba algo, él me ayudaría.
Llevé una mano a mi pecho. Y entonces, comprendí porque Kaleb se había detenido a mirarme. También el por qué Laia era tan cercana, y porque Jake me había ofrecido su ayuda en el bosque.Mi cicatriz estaba a la vista y hablaba por mí. Dejaba ver aquella parte del pasado que yo ocultaba con sumo ahínco. Y así fue como descubrí que todos me tenían pena, me veían como la nueva, la necesitada, la rara, la fría, la solitaria...
Cuando quise darme cuenta estaba fuera ya de aquella casa, con los tacones en una mano y caminando por la leve escarcha que cubría el asfalto.
Tenía un pasado, del que por mucho que quisiera huir, nunca lo lograba, porque éste siempre era más veloz.
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La leyenda del Alpha. | A. Ponce
WerewolfLa leyenda proclamaba que el lobo de la paz renacería, uniendo así todas las manadas y liderándolas en una batalla sin precedentes. Lo que no contaba, es que el lobo, no sería más que una adolescente.