[4]

49 5 2
                                    

13 AÑOS

Era de mañana, bahtante temprano en realidad. Estaba sentado en el sofá de la sala entretenido en el libro que me habían encargado en la escuela, era bahtante aburrido. Odiaba todos loh libros que me dejaban para leer.

-Hola Miguel, nos veremos en la tarde, no olvides que voy por ti -Adam me revolvió el cabello cuando bajo de las escaleras.

-¿Luego me enseñarás a jugar béihbol? -Adam se detuvo cuando abrió la puerta, me observó; yo ya conocía la respuesta al ver su cara.

-No creo, Christian me invito a comer hoy -Adam hizo una mueca de disculpa.

-Está bien, noh veremos máh tarde -le conteste, estaba decepcionado pero ya estaba acostumbrado, Adam era mayor y tenía suh propios asuntos.

-Prometo compensartelo -Volvió hacia mi casi arrodillandose. Yo reí ante eso.

-Muy bien -Le sonreí.

Adam se despidió una última vez y salio de la casa. Ahora las mañanas eran así, y por alguna extraña razón no lah odiaba. Claro que me sentía excluido en su vida pero no estaba molesto con Adam, a diferencia de mis padreh; como en casi todo lo que tenga que ver con Adam últimamente.
Como siempre me temí Adam dejo de estar en la mihma escuela que yo, él ahora estaba por cumplir loh 17 y va a una escuela diferente; las únicas veceh que lo veía era en lah mañanas y a la hora de dormir, claro que había díah en los que si que estaba en casa pero ya eran pocos.

-Buenos días cariño ¿Adam ya se fue? -pregunto mi madre bajando las escalerah y yendo a la cocina a preparar el desayuno de Elena, quien ahora iba a mi antigua escuela.

-Hace unos minutoh -Le conteste guardando mi libro en la mochila- ¿Papá llevará a Elena?

-Cómo todos los días cariño -dijo mi mamá dándome una sonrisa, simplemente asentí.

Al terminar de arreglar mi mochila mi pequeña hermana, que ya no era tan pequeña, bajo las escaleras saltando los últimos dos ehcalones. Pronto mamá asomo la cabeza dándole una mirada de desaprobación.

-Princesa, te he dicho que no brinques las escaleras -mamá le sonrió, pero yo sabia que era solo para no parecer tan ehtricta- podrías lastimarte.

-Está bien, lo siento -Elena se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, mamá regreso a la cocina- Buenos días Miguel.

-Buenos díah -le conteste acomodando un poco su cabello, ella seguía en pijama.

-¿Ya te tienes que ir? -Asentí- ¿Vendrás pronto?

-Claro que si.

-Bien -me dijo dándome un sonoro beso en la mejilla, yendo a la cocina.

Acomode mi mochila en mih hombros y me despedí de mis padreh, papá como siempre me dio dos palmadas en la espalda y mamá un beso en la mejilla. Salí de la casa y comencé a caminar por la acera, como todos los días pase frente a la casa de Agatha y la salude. Ella acohtumbraba a cuidar su jardín desde temprano.

-¡Buenos días! -dije deteniendome.

-Buenos días pequeño -Agatha me sonrió.

-Ya no tengo cinco -reí ante la forma en la que me sigue diciendo desde que tengo memoria.

-Para mi eres un pequeño -Asentí, no podía discutir por eso, no con Agatha- hace tiempo que no veo a Adam ¿Está todo bien?

-Si, él se va con suh amigos desde temprano.

-Está bien Miguel. Anda, vete ya que no quiero que llegues tarde por mi culpa -Agatha se despidió de mi antes de seguir regando su rosal.

Camine unas calles más hasta llegar a la parada de autobús, aunque no iba a tomar ninguno.

¿Por qué me odian? || Rubelangel (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora