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15 AÑOS

-Hoy, queridos hermanos, tenemos los pecados cerca de nosotros. Pero ustedes, nuestro futuro, ¡podrán librarse de todas esas personas! -todo el auditorio celebró lah palabras de nuestro orador. Todoh menos yo- dentro de una semana podrán ser parte de nuestra lucha con las marchas que se harán presentes en Madrid.

Mah gritos de euforia se hicieron escuchar, incluso mi mejor amiga estaba celebrando aquello. Yo no estaba participando tanto como loh demás, quería hacerlo pero la felicidad no nacía de mi.
Este era, aunque pareciera extraño, un vierneh antes de irnos a casa muy normal. La escuela tenía la costumbre de darnoh una plática cada semana, estas últimah semanas el tema a tratar era la homosexualidad, un tema que odiaba.
Aunque en realidad no lo odiaba por lah mismas razones que todos loh demás, odiaba el tema porque gracias a ello mi vida no puede ser normal. Dehde la partida de Adam mih padres fueron máh estrictos con mi educación y yo jamáh volví a dudar de la autoridad, quizás me volví máh aislado de mis amigos y todo lo que elloh proponían. Nunca di mi primer beso como elloh ni me interesaron otros deportes que no fuera el fútbol y
no tuve un interéh romántico, ese es el problema en realidad. Antes de todo el problema había tenido un pequeño interéh por alguien, un error más que nada, pues ese alguien era un chico. Yo sabía que estaba mal, era algo antinatural pero no lo había podido evitar y ahora tengo que lidiar con esto, tener sentimientos homosexualeh por un chico que estaba en el coro junto al orador.

-Miguel, ¿estas emocionado? -Ainhoa me miró contenta- Miguel, en unas semanas podremos acabar con esto.

-Claro, ehtoy muy emocionado -le sonreí, ella no tenía idea de lo que pasaba en mi mente.

-¿Si irás verdad? -Ainhoa dejo de prestar mucha atención a loh demás para verme con una expresión autoritaria.

-Seguro -no podía decirle máh, aún planeaba como liberarme de aquella salida escolar.

Ainhoa, mi mejor amiga, no tenía ni idea de lo que me venía pasando hace más de doh años; y la verdad no tenía pensado decirle algo al respecto. Ainhoa y yo somos amigoh, claro, pero para los demás ella y yo estamoh destinados a vivir una vida de ministerio, casandonoh, teniendo hijos y enseñarles todo lo que noh han enseñado. Esa deberá de ser mi vida, aunque yo no quiero algo así, o al menos no ahora pues sigo con mi mayor problema; pero lo solucionaré pronto.

-Recuerden firmar sus permisos antes del jueves para poder ir - al terminar de hablar el orador una de nuestrah perfectas nos recordó por el micrófono aquel detalle. Seguía pensando como ocultarleh eso a mis padres para no tener que ir, pero ellos tenían una buena amistad con el director y dudo que no lo sepan.

-Max ha vuelto a invitarme al cine -comento Ainhoa una vez salimoh del auditorio.

-Creí que ya no noh hablaba -Al cambiarnoh de escuela nuestros amigos y nosotros mantuvimos una distancia, yo no quería que eso pasará pero dejamos de coincidir en los horarios.

-Bueno, el ha insistido mucho -sabía lo que eso significaba, Max gustaba de Ainhoa pero ella en realidad no estaba interesada; seguía colada por aquel chico David- ¿cómo puedo negarmele?

-No lo se, dile que tienes planeh familiares -dije aunque me gustaría verlo otra vez, la última vez que noh vimos fue hace un mes en el parque.

-Quizás.

Dejamos el tema de lado, no noh gustaba hablar de nuestros antiguos amigos en realidad. Me deprimía pensarlo, incluso más que a Ainhoa ya que a muchos de ellos loh conocía desde que tengo memoria y habernos distanciado había causado un gran cambio en mi, deje de ser sociable y quizás esa sea la razón de que todos noh creían una pareja.

(...)

-Muy bien, una vuelta más y podrán irse a sus casas -grito el entrenador una vez terminamoh la novena vuelta a la cancha.

Ahora practicaba fútbol de manera sería, de pequeño mi sueño era ser el mejor jugador de fútbol de España pero luego dejo de interesarme; ahora me interesaba máh que años atráh pero no tenía la esperanza de ser el mejor. Jugar fútbol era una manera de mantener mih tardeh ocupadas puesto que tenía tiempo libre graciah a todo, pero no me quejo me he adaptado muy bien.

-¡Hola Michael! -una vez terminaba la vuelta Oliver se acercó a mi, Oliver era aquel chico de último grado que jugaba tan bien en mi antigua escuela- ¿este año si vendrás a la fiesta?

-No puedo, tengo cosah que hacer -dije aunque no lo tenía, pero era la única manera de rechazar la invitación sin sonar tan borde- será para la otra.

-Eso dijiste el año pasado -era verdad, mi excusa fue que no conocía a nadie pues apenas había entrado- eres el único que no va a ir.

-Lo siento, pero no puedo -dije antes de comenzar a caminar hacia los bastidoreh.

-Supongo que tendré que usar el plan B -¿Plan B? No hay nada que me convenza- ¿tus padres ya están en casa?

-¿Para qué quiereh saber? -se que no es de buena educación contestar una pregunta con otra pero no quería contestarle.

Oliver sólo me sonrió sin contestarme,  comenzando a caminar hacia su locker y sacar su ropa. Prefería quedarme donde estaba y comenzar a cambiarme para poder irme de una buena vez pero no podía permitir que Oliver hablara con mih padres sobre esa fiesta, si bien ellos tenían el consentimiento de quienes son mih compañeros no podía permitirlo. Era yo el que no quería estar máh tiempo del debido con Oliver, por razones muy lógicah, pues Oliver era el tonto chico que comenzaba a atraerme.
Yo no quería si quiera admitirlo, pues estaría dándole la razón a Ainhoa, ella se había dado cuenta dehde la vez que fuimos a un partido a verlo y me golpeó el balón. No llegue a aceptarlo hasta que me vi con la necesidad de querer verlo siempre que jugaba e intentar hablar con el cada que lo veía en los pasilloh, Ainhoa nunca supo que yo me hablaba en ocasioneh con el hasta llegar a ser amigos; fue ahí donde termine todo. Me aleje por mi propio bien he ignore todo sentimiento extraño que podría llegar a tener, eso funcionó hasta que me metí al equipo y él era parte sin siquiera yo saberlo, por suerte no jugábamoh nunca juntos pero volvimos a hablar como antes.

-Oliver, ¿para qué quieres a mih padres? -estaba detrás de él intentando tener una contestación de su parte, sin importarme en realidad que se estaba quitando su uniforme frente a mi.

- Para nada Michael -lo odiaba por hacerme esto, en verdad.

-Oliver, dime por favor.

-Bien, te diré -Oliver se volteó para verme mientrah se ponía su playera- iré a hablar con ellos para que te dejen ir.

- No lo haríah -sabia que si pero quería evitarlo a toda costa- Oliver.

-Es la única manera de que vayas. Se que nos odias.

- No te odio -bueno, quizás no fue lo mejor que pude decir- a ninguno.

-Entonces ¿Por qué no quieres ir?

-Porque... -vamos Miguel, no es tan difícil pensar en algo- bueno...yo -quizáh si es difícil- tengo una cita.

-¿Una cita? -Oliver me sonrió, creo que esa eh una buena señal- eso cambia las cosas Michael, ¿Quién es la afortunada? -una chica imaginaria Oliver.

-Una chica de mi escuela, no la conoces.

-Bueno te deseo suerte -Oliver me revolvió el cabello antes de salir.

Agradecía enormemente que Oliver no este en mi escuela pues así fue máh fácil mentirle.
Oliver se había convertido en un amigo en realidad, además de Ainhoa era el único con el que mantenía una relación buena; o al menoh lo seguirá siendo mientras esoh sentimientos no aparezcan. De no serlo tendría que salirme, prefería quedarme en casa y dejar algo que me gusta a estar colado por un chico.

¿Por qué me odian? || Rubelangel (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora