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-¡Miguel Ángel presta más atención! -gritó el entrenador, por lo que intente dar lo mejor de mí en lo último que quedaba del entrenamiento.

No podía concentrarme, y todo era graciah a que en tan sólo un día sería la excursión y aún no tenía planeado nada para librarme de ella. Ainhoa seguía muy animada dehde el martes, ya que sería la primera vez que ambos iríamos a una, no podía culparla pueh era algo que a ella le hacía ilusión. Yo quería estar igual de emocionado que ella pero nada me daría máh emoción que librarme de la excursión mañana.
El entrenamiento terminó, sabía que no había sido mi día pero pronto volvería a la normalidad.

-Hola Michael -Oliver se acercó a mi.

-¿Teníah entrenamiento hoy? -observe a Oliver, traía su uniforme y todo pero ehtaba seguro de que hoy no entrenaba.

-No -contestó- hoy te fue fatal.

-Lo sé.

-En serio Michael, estuviste pésimo está tarde.

-Graciah Oliver. Me faltaba esa motivación -camine en dirección a loh vestidores.

-Ya se, perdón no me expresé bien - me detuvo- te voy a ayudar a entrenar.

-¿Ahora?

-Así es, justo ahora.

Oliver no dejo que le contestará si quiera, me tomó del brazo y fuimoh a por un balón, esperó a que todoh se quitaran de la cancha para comenzar con el calentamiento; cosa que yo no hice mucho.

-Vamos Michael, tienes que dar todo de ti -asentí aunque no hice máh esfuerzo del que estaba haciendo- ¿Acaso no quieres ser como yo?

-Un tonto que intenta ser entrenador con alguien que sólo quiere irse a su casa.

-No -dijo- el mejor jugador de fútbol de la zona.

-Ya claro -me reí- me tengo que ir, tengo mucha tarea para mañana.

-Que mentiroso eres, recuerda que mi prima va en tu salón y ella tenía toda la tarde libre -eso era verdad, odiaba que todo ehtuviera tan conectado por aquí- anda Michael, no me dejes entrenando sólo.

Suspiré cansado, no tenía de otra, sabía que Oliver no me dejaría en paz. Comencé mi calentamiento como debí de haberlo hecho dehde un inicio, para luego seguir con loh ejercicioh básicos que el entrenador noh dejaba. Oliver tenía más experiencia por lo que en ocasioneh hacía ejercicioh que yo no conocía pero que intentaba seguir.

-Muy bien Michael ¿Por qué no hiciste esto en tu entrenamiento? Pudiste haberte ahorrado un regaño del entrenador.

-No estaba de buen humor hoy -le contesté mientrah me pasaba el balón- por eso quería llegar a casa lo anteh posible.

-Pero esto te animo un poco ¿No? -Oliver detuvo loh paseh del balón para verme. Yo asentí- que mal, mi objetivo era hacerte la tarde imposible.

Yo le sonreí, aún con la diferencia de edad Oliver y yo éramoh buenos amigoh. Sin avisarme me paso el balón pero con una de suh jugadas lo que me hizo tropezar con todo y el balón, el cual me dio en el rohtro. Y como buen amigo que Oliver es se río de mi mientrah yo seguía en el suelo.

-Ahora si ya me voy -mi cabeza me dolía, no estaba mejorando en nada y Oliver sólo se burlaba de mi. Me levanté del suelo y fui hasta la banca que tenía mih cosas, ya me cambiaría llegando a casa.

- No, Michael, espera - escuche a Oliver detrás de mi pero poco me importaba- vamos, no te molestes conmigo.

No estaba molesto, de hecho me había divertido pero ya estaba lo suficientemente cansado como para seguir. Oliver seguía llamándome pero yo ni caso le hacía, al menos no lo hice hasta que sentí que mih pies ya no tocaban el suelo y estaba viendo todo de cabeza; Oliver me había cargado como si de un cohtal de papah me tratase.

¿Por qué me odian? || Rubelangel (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora