Al divisar el último auto por la carretera y pasada la medianoche, sólo a la medianoche, pude verte nuevamente. Mis ojos fijos en tu silueta, en el rocío de tus labios, en el calor de tus brazos. Estuviste frente a mí todo el tiempo, y la suave brisa nocturna me ayudaba en ocasiones a sumergirme en tu aroma, tan imprescindible como siempre.
Observándote, minuto a minuto y lentamente. ¿Qué eran las luces que me envolvían a cada instante? Eran tus pupilas, eran esos hermosos ojos que no lograban verme con amor. ¿Qué era la música que escuchabas recostado en tu sofá? Era la música que nunca logré escuchar a tu lado. ¿Qué mirabas a través del espejo? Siempre será tu reflejo y no el mío.
No te imaginas que todo esto pasaba por mi mente, pensamientos que no me dejaban, que me hacían presa del miedo y la incertidumbre por días enteros.
No me reconocías, ni siquiera pasando por tu costado de entre la multitud, podías verme. No te dabas cuenta de que te veneraba sin importar nada. De que era alguien, y con el paso del tiempo, me convertía en un espejismo de tus propios sueños, sueños que ansiaba que fueran tuyos, pero no lo eran. No lo eran.
Y finalmente llegó el día en que te fuiste de tu apartamento, y me dejaste a la luz del mañana. Me dejaste con un suspiro de tu último aliento. Y ahora fuera de mi ventana, no veía nada, salvo mis lágrimas rogando que volvieras a fin de que mi vida ya no sea más oscura de lo que es. Al cabo de unos meses yo dejaría también mi hogar en busca de una vida mejor.
Recogiendo mis pertenencias y queriendo olvidar todo recuerdo de ti, emprendí mi camino, abandonando el lugar que me hizo observarte por mucho tiempo. Subí al último tranvía que me llevaría a mi destino, y mis sentidos se detuvieron al verte, entonces sabía no sería la última vez. Estaba segura de ello.
Quería gritar, pero no lo intenté, solo lo pensé. Con un "Hola, ¿puedo sentarme contigo?" tuyo y un "Adelante, no hay problema" mío, una nueva historia estaba por empezar y me conocerías así, como siempre lo quise.
ESTÁS LEYENDO
Prohibido No Enamorarse (Cuento)
Romantik- ¿Qué eran las luces que me envolvían a cada instante? Eran tus pupilas, eran esos hermosos ojos que no lograban verme con amor. - Catalina Bloom, una joven periodista conoce a Samuel, un sensato abogado. Él tiene una bella vida además de su enamor...