No tardé mucho en llegar a mi nuevo hogar, cabizbaja y muy resentida con Samuel, lo primero que hice fue tumbarme en la comodidad de mi aposento. Perdida en mis pensamientos sin saber los desgarradores momentos del porvenir, era un enigma difícil de comprender.
Estaba plenamente desorientada acerca de esta situación, él nunca supo todo lo que costó el día que soñé en mucho tiempo. Nunca supo que ya lo amaba, lo vigilaba, que lo anhelaba intensamente. Y en cambio, lo que resta ahora son las miles de palabras que no llegué a decirle precisamente. Después de algunos días ya instalada, tenía que ejercer mi nuevo trabajo. Cabe mencionar que el café expresso no ayudaba mucho a calmar la marea de mis angustias.
Las horas competían entre sí, y me preguntaba cuando lo vería de nuevo. A decir verdad, más que resentida, preocupada era el término correcto. Me sentía preocupada por las cosas que habría que ocultarle permanentemente. Cruzando el Centennial Park en una tarde quizás bastante serena, lo encontré.
- Catalina, que sorpresa verte aquí, ¿Cómo has estado?
- ¿Qué tal Samuel?, yo he estado bien, el trabajo es excelente.
- Alegría me da saber que te encuentras bien. Mi rubro es el Derecho, he estado ocupado en unos casos, lo cual me tuvo muy concentrado meses atrás.
- Tu interés de defender a las personas es de mucha importancia, o al menos eso creo.
- Tienes razón, Catalina. Siempre necesitaremos la verdad de nuestro lado.
No dejaba de prestarle atención, hasta que la vista a mi reloj me hizo despedirme pronto:
- Perdóname Samuel, tengo que volver a trabajar. Espero que coincidamos algún día.
- Aguarda, puedo llevarte allá, si me lo permites.
- No pretendo molestarte.
- Nada de eso Catalina, lo hago por cortesía. Me sentiría mejor si te acompaño.
- Muchas gracias por tu consideración. Vamos.
Fuimos a su auto y enseguida, tuvimos una conversación muy agradable, conociéndonos más y hablando de nuestras vidas era de gran regocijo. Ese transcurso fue en verdad, muy confortable. Intercambiamos contactos para comunicarnos mejor y parecía que no queríamos acercarnos a la despedida.
Y retomando mis deberes como siempre, entonces mi semblante era otro. No podría haber mejor oportunidad que ésta para saber más de él, y aunque será complicado exponerle mis sentimientos, estoy satisfecha, porque me acerco a su corazón poco a poco. No estoy segura de cuándo ni cómo resultara el momento, pero mis esperanzas y buena fe seguirán su curso.
"En ocasiones, necesitamos razones para no temerle al amor, al amor verdadero. Por lo pronto, aún te esperaré Samuel".
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Prohibido No Enamorarse (Cuento)
Romance- ¿Qué eran las luces que me envolvían a cada instante? Eran tus pupilas, eran esos hermosos ojos que no lograban verme con amor. - Catalina Bloom, una joven periodista conoce a Samuel, un sensato abogado. Él tiene una bella vida además de su enamor...