Capítulo II

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Por mi parte, aún no podía creerlo. Creí que esto nunca se cumpliría o que en algún momento se convertiría en realidad. Esta vez, la frustración no quebrantaría mi espíritu. A veces, uno mismo se queda esperando a que el mal destino siga su curso y haga lo que algún día profundamente queremos evitar.

Supongo que tal vez te sentiste así, igual que yo.

Pero ahora quiero concentrarme en ese preciso instante, y me imaginaba que sería perfecto. Entonces, mi perspectiva cambió completamente. Ya no estaba solo, sino también ella, su pareja, a la que nunca había visto en mi vida. Ella volvió a hablar con algunas personas y se acercó a nosotros:

- Hola amor, ¿Quién es ella?

- Penélope, la acabo de conocer -decía- ¿Ella es? ...

- Mucho gusto, soy Catalina.

- Catalina, mi nombre es Samuel y ella es mi enamorada.- cada palabra suya me transmitía un dolor inmenso, un dolor que cualquiera no siente fácilmente. Sin embargo, mi valentía perduraba.

- Yo vivía en el apartamento que estaba frente al tuyo, y te vi solo, no pensaba que te encontrabas en una relación. -le respondí

- Sorprendente, no sabía que vivíamos tan cerca. Y dadas las circunstancias, Penélope tuvo que viajar hace un año por sus estudios, por eso estaba solo todo el tiempo.

Ella intervino otra vez.

- Y gracias a Dios, él volvió a vivir con Samuel. La vida nos había separado, pero estamos juntos felizmente. -Nada más me limité a decirles ...

- Felicidades, a ambos y que afortunados.

- Basta de hablar de nosotros, cuéntanos qué haces por aquí.

- Eh, yo comencé a trabajar en una empresa periodística. Y actualmente editaba noticias y demás, pero me transfirieron a otro lugar. Así es que me mudo cerca de mi nuevo empleo.

- Que buena Catalina. Espero que sigas logrando lo que quieras. -fue lo que él dijo.

Y cuando quería responderle, el tren se detuvo en Nashville, donde ambos descendieron. Apenas se despidieron de mí, rompí a llorar en silencio, para no llamar la atención de los pasajeros a mi alrededor. Parecía que había perdido la consciencia a consecuencia del encuentro que tuve con ellos hace unos minutos. Traté de respirar tranquilo y esperé a llegar pronto a la siguiente parada.

Mis sentimientos no eran muy claros, pero la situación sí. El momento que no aguardaba, fue el que se acercó a mí sin aviso alguno. Ese momento me desconcertó, y cada segundo por completo, me destrozó.

Prohibido No Enamorarse (Cuento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora