CAPITULO I
(PD: al final del capitulo encontrarán la explicación de ciertos modismos)
-¡ Maricón! –gritó con tanta motivación que parecía esforzarse en notar lo mucho que me odiaba, como si ya ver cómo me miraba no fuese suficiente.
Pero como todo ''maricón'' con el tiempo el insulto pierde fuerza y aceptar algo que aún ni siquiera tú mismo tienes claro resulta mucho más simple cuando todos lo ven menos tú.
Así era mi vida, solía cambiarme a menudo de colegio pero al final siempre era igual, algo raro en mí y el apodo terminaba en sus bocas sin siquiera conocerme. Pero ya no soy ese chico de 10 años que temblaba por los pasillos, que era encerrado en el baño de chicas y lloraba sin siquiera defenderse, aún no sé cómo defenderme aunque lo que cambió es que su insulto no me duele.
Como si no lo supiera yo ya, se han esforzado por dejarlo claro desde que apenas era un chiquillo.
Sin embargo claro una madre jamás se acostumbra a que te insulten a tu hijo. Debe ser parte del instinto de proteger de toda madre, o la mayoría. Pero mamá tenía tantos problemas ya y mi vida no tenía por qué ser otro más, si lo piensas es una forma de ver las cosas bastante habitual entre todos nosotros los ''maricones''
No soy el chico más alto, ni el más musculoso, ni el más atractivo, soy rubio, ojos claros y yo me llamaría bajo, ser bonito nunca ha sido una particularidad en mí, hay gente que dice que lo soy sinceramente no me he dado cuenta de aquello. ¿No deberíamos todos vernos una vez al espejo? Pero vernos en verdad... bueno como sea, allí estaba yo después de recibir un insulto por los chicos que creen que son muy malotes por insultarte en manada, pero algo en ese día me cabreó, no sé si fue la risa después de mi ''no hacer nada'' o que simplemente ya estaba medio chato, pero me devolví a aquella esquina en ese barrio humilde dónde todos estábamos y los enfrenté. Dije varias cosas que no recuerdo pero si hay algo claro en mi memoria es aquella frase
''Ustedes no me conocen, no saben quién soy ni lo que hago, pero si fuera o no maricón no tendría por qué ser tu puto problema mientras no sea tu pico el que me interese, y créeme no me interesa ni siquiera un poco, no estoy tan desesperado'' Los miré a todos directamente tras escupir aquello, aunque mis ojos estaban en cualquier parte menos enfocados en los suyos. Casi temblado, era como mirarlos sin mirar, excepto a uno que me miraba casi como dedicándome una golpiza. Me asusté pero fingí no estarlo, nadie dijo nada, ni cuando volteé ni cuando estaba lo suficientemente lejos para no alcanzarlos si volviesen a gritarme alguna mierda.
Luego de ese día decidí dejar de ser la víctima, porque si, decides dejar de ser la victima seguí mi camino a casa, mis manos estaban tan empuñadas que parecía que me perforaría la palma con los dedos.
-¿Te ocurre algo? –preguntó mamá.
-No, nada.
Aunque claro no es fácil esconder que te molestan, por alguna razón mi madre lo averiguaría en la escuela otra vez y ya sin opciones decidió enviarme al otro lado de la ciudad a vivir con mi padrino, al menos algunos días de la semana, cambiarme de escuela otra vez aunque a una privada para así evitar ese contacto agresivo. ¿No se supone que ser becado es otro motivo para que te fastidien en una escuela de niños cuicos? Habría dicho que no, si no fuese porque mamá necesitaba que yo me fuese, tendrían otro trabajo más ya las deudas que nos había dejado papá eran demasiado altas, ella estaría menos tiempo en casa a sí que por mí y por ella, yo debía irme con mi padrino y hacer mis últimos dos años en una escuela privada.
YOU ARE READING
SUPONGAMOS
Teen FictionBenjamín es un chico de una situación económica bastante ajustada y que ha vivido ocultando su homosexualidad para su familia. De pronto tras su madre al enterarse de que su hijo es victima de maltratos en su escuela, decide con la ayuda del padrino...