-Hoy es el gran día, por fin vas a alistarte en la academia, Jeivex. ¿te sientes nervioso? -preguntó Corai a su hijo mientras caminaban a lo largo de una carretera en dirección hacia una enorme ciudad que se veía a lo lejos en la cual un árbol de proporciones inmensas sobresalía en su centro.
-Creo que un poco, pero es lo que todo vexamita debe hacer. ¡Voy a dar lo mejor de mí, papá!-
contestó Jeivex con cierto entusiasmo.- Esfuérzate mucho, hijo, serán 3 años en los que serás entrenado en diferentes aspectos en lo referente a batalla. Solo tienes 14 años, pero cuando termines tendrás que vértelas con un mundo difícil...
-Tú me has entrenado bien papá, me has enseñado todo lo que sabes sobre el manejo de la espada, además tú me dijiste que nuestra familia se caracteriza por tener los mejores espadachines de toda Vexamia- interrumpió el chico.
- Tú hermano, tú y yo somos los últimos espadachines de nuestra familia, Jeivex. Es verdad que les he traspasado todo lo que sé a ustedes dos, pero eso no es suficiente. Necesitan aprender más, es la única forma para que puedan convertirse en unos formidables Ribos- fueron las palabras del padre a su hijo.
La carretera por la cual los dos individuos transitaban estaba poblada por muchos más padres e hijos que se dirigían a alistarse en el ejército Ribo.
-Disculpe señor, ¿sabe cuánto falta para llegar a la academia Olix? - preguntó un joven el cual caminaba solo por la larga carretera al padre de Jeivex.
-Aproximadamente 5 kilómetros, chico- respondió el adulto.
-¡Uff! Ya no falta nada entonces, solo podía mirar ese gigantesco árbol desde muy lejos- exclamó el chico con una muestra de alivio al saber que faltaba poco; llevaba consigo una enorme caja con forma de caparazón.
- ¿Vienes a alistarte? - Preguntó Corai.
-Sí, así es, llevo caminando dos días, ya me estaba empezando a preocupar de no llegar pronto.
-Ya veo, igual que nosotros. Con que vienes solo. Mi nombre es Corai Kopar, él es mi hijo, Jeivex. También va a alistarse.
-Un gusto señor, Corai, mucho gusto, Jeivex. Bonita espada. Yo me llamo Krao Tamonrró – se presentó el chico mientras miraba una espada que Jeivex llevaba a su espalda.
- ¿Has dicho, Tamonrró? ¿conoces a Titán? – preguntó Corai con cierta muestra de interés.
El chico sonrió al escuchar la pregunta.
-Titán, como todo el mundo lo llama, es mi padre. Veo que Ud. también lleva una espada señor- respondió el joven Krao.
A Krao le llamaban la atención las armas de Corai y Jeivex, las miraba con mucho interés, pero no se atrevía a preguntar al respecto. Existía una ley obligatoria en la cual todo vexamita nacido en la tierra debía ser instruido por sus padres o por un tutor en el manejo de un arma de su elección desde los 6 años.
- ¿Acaso, Titán no es el guerrero Ribo más fuerte? - Preguntó Jeivex
-Así es, hijo. Él tiene ese título. Dime chico, ¿con que animal estás fusionado? - volvió a preguntar Corai a Krao.
Con un escarabajo negro, señor, ¿y ustedes?, ¿cuál es su animal-fusión?
-Yo no estoy fusionado, chico, pero Jeivex si lo está- aclaró Corai
-Yo estoy fusionado con una especie de hormiga corta hojas- dijo Jeivex.
-Ya veo, en mi pueblo natal hay muchos de tu especie, pero la mayoría son obreros- comentó Krao.
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Mundo Guerra
Science FictionEl mundo como lo conociamos ha dejado de existir. Este nuevo planeta es tan distinto a lo que solia ser la antigua Tierra. La guerra cambió todo y para vivir en este nuevo lugar debes adaptarte a ella. Este es un lugar nuevo dominado por nuevos du...