O C H O

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7 años atrás...

(2 Meses Después)

Tal día como hoy se cumplían dos meses del noviazgo entre Carolina y Agustín, el romance más bonito y sincero que alguien pudo ver alguna vez, tal vez era muy pronto para hablar de cuán grande era su amor pero en ellos ya existía este sentimiento mutuamente.

Agustín se encontraba comprando un hermoso detalle para su novia como regalo de aniversario, tal vez dos meses no fueran mucho, pero para él lo eran todo.

Sin embargo ella, se encontraba en la comodidad de su habitación escuchando musica mientras hacia las tareas del colegio Despreocupa, ya que su regalo para Agustín lo había comprado días atrás.

Al llegar la noche Agustín llega a casa con el regalo de Carolina, sube directamente a la habitación de la antes mencionada, y antes de entra toca suavemente a su puerta.

Ella se había quedado dormida con su cabeza recostada sobre el escritorio, usando sus cuadernos como almohadas.

Agustín tocó repetidas veces a la puerta y al darse por vencido, abrió la puerta, adentrándose en la habitación, encontrándose con la imagen de su chica que casi lo hace morir de ternura, sonrió y dejó el regalo que traía en manos sobre la mesita de noche que se encontraba junto a la cama, se acercó dando pisadas silenciosas al escritorio donde se encontraba Caro dormida y con mucho cuidado de no despertarla la tomó entre sus brazos, le depositó un suave beso en la frente y luego se dirigió con ella en brazos hasta la cama; la recostó delicadamente bajo las sábanas, para luego cubrirla bien con éstas.
Se arrodilló junto a ella y sin poder resistirse depositó un beso en sus labios, esos que lo hacían volar, olvidarse de todo.

Se levantó y tomó el regalo, caminó hacia la puerta y cuando estaba a punto de salir escuchó la dulce y suave voz de su novia llamarlo...

—¿Agus?—preguntó ella con su voz aún medio adormilada

Al darse la vuelta se encontró con Carolina recostada al espaldar de la cama y con una hermosa sonrisa dibujada en el rostro, la cual lo hizo sonreír a él también. Volvió a acercarse a la cama, y se sentó a un lado de ella, colocando su cabeza sobre sus piernas. Caro comenzó a acariciarle el cabello suavemente, haciendo que el cerrara los ojos y disfrutara del suave tacto de sus manos, tan blancas y suaves como las de un ángel.

—Felices dos meses, cariño— susurró ella sonriendo, estaba realmente feliz.

—Felices dos meses— repitió el, abriendo los ojos y esbozando una sonrisa— Los dos meses más hermosos, felices y románticos de mi vida.

Ella sonrió enternecida— Te quiero mucho mi amor.

—Pero yo te quiero más.—sonrió y se sentó correctamente, y procedió a pasarle su regalo.

No era la cosa más lujosa del mundo, ni tampoco la más barata. No era lo más hermoso, ni lo más feo. Era algo simplemente sencillo. Como la relación que ambos llevaban.

Era una caja en forma de corazón, una mitad de ella estaba rellena de rosas rosadas, las flores y el color favorito de Carolina. Y la otra mitad, contenía Chocolates y distintos dulces, los que a ella tanto le encantan. El conocía sus gustos a la perfección.

Carolina sonrió y tomó la caja entre sus manos, le había encantado.

—Es hermoso cariño, me encanta. Gracias—dejó la caja de lado y se acercó a él, rodeándolo con sus suaves brazos como una muestra de cariño, de amor.

Correspondió a su abrazo rodeándola por la cintura y pegándola aun más a él, si algo le encantaba era tenerla entre sus brazos, eso le llenaba el corazón, lo hacia sentirse en paz, le transmitía una corriente que le recorría cada parte del cuerpo. Su tacto era especial y único.

—Me alegra mucho que te haya encantado, lo único que deseo en este mundo es hacerte feliz, y compartir muchos meses más a tu lado.—Dijo él susurrando en su oído, aún sin ganas de querer romper su abrazo

—Asi será mi amor—afirmó ella, plantándole un suave beso en la mejilla, que hizo que él sintiera una revolución de sentimientos en su interior. Podrían pasar mil años, pero ella seguiría causando esa sensación en él, sólo ella podía lograrla, porque ella era su único y verdadero amor, su amor para toda la vida.— ¿Me dejas ir por tu regalo?—preguntó ella, seguido de una carcajada que contagió a Agustín.

La soltó lentamente, para luego hacer un puchero— Quería seguir abrazandote— se quejó como niño pequeño, cruzándose de brazos— No era necesario que me compraras nada, que estés conmigo es el mejor regalo que has podido darme.— sonrió.

<<Qué Bipolar me salió>> pensó ella, riendo en su interior. Se levantó de la cama y se arrodilló en el suelo, buscando debajo de la cama lo que habia comprado para el, cuando encontró lo que buscaba sonrió triunfante y se levantó del suelo con el regalo de Agustín en manos.

—Nooooo—abrió la boca formando una gran "O"—No me digas que es lo que creo que es— dijo hablando rápido, estaba realmente emocionado.

—Si es lo que crees, amor—sonrió.

Caro le había comprado una guitarra, ésta estaba rodeada en la parte de la cejilla por un moño color rojo. Ella sabía lo tanto que él deseaba tener unay quería hacer su sueño realidad, simplemente quería hacerlo feliz, tan feliz como el la hacia a ella cada día que pasaba de su relación.

Se levantó casi de un salto de la cama y se acercó a Carolina, arrebatándole la guitarra de las manos, era justo lo que el quería, lo que deseaba desde el fondo de su corazón y que su madre le había impedido tener. Ivy Se negaba a la idea de que su hijo se quisiera dedicar a la música, Ella estaba empeñada en que él estudiara una buena carrera, para así poder tener un buen trabajo que no fuera en el ámbito musical, pues sus planes eran otros, ella ya tenía el futuro de su hijo y el suyo propio muy bien planeados, planes de los cuales agustín claramente no estaba enterado.

—Te quiero Demasiado—dijo él con lágrimas de emoción saliendo de sus ojos, pues para él la música significaba mucho, simplemente lo era todo. Y el que ella le diera semejante regalo hacía que sus sentimientos se descontrolaran totalmente. Su corazón no se había equivocado al elegirla y cada día se daba cuenta de ello.

Colocó con cuidado la guitarra sobre la cama y con una mano tomó la cintura de Carolina, Atrayéndola hacia él, tomó su cara entre sus manos, acarició sus mejillas suavemente y acercó sus labios a los de ella.

Al momento de unir sus labios  Un Desesperado Grito se escuchó, provenía de la habitación de sus padres, Ivy había sido quien gritó. ¿Qué carajos había pasado como para que gritara así?


Mi nombre es Venganza | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora