Cap. 3: Tormenta

3.1K 283 76
                                    

—¡¿Y qué demonios es este lugar?! —gritó Pansy furiosa y empapada mientras el barco iba rumbo a Helgg.

—La isla de que te hablé —respondió Draco fingiendo inocencia. Él sabía cómo era esa isla que, de paradisiaca no tenía nada, pero era perfecta si discreción era lo que buscaban.

Narcisa llevaba puesto su paraguas y reía sin disimulo mirando el paisaje, mientras el agua caía sobre las cabezas de los pasajeros, ¿por qué su hijo habría elegido esa zona tan recóndita, allí donde no había ni un alma?, pero era de ensueño ver a la famosa novia —«la cazadora», como ella le decía—, mojada como nutria, con rostro de enajenada mental y enfurecida hasta la médula.

Los padres de Pansy llegarían al otro día y Narcisa pagaría por verle la cara a su consuegra, el lugar no era el más idóneo para celebrar una «boda de fantasía», como había dicho su futura nuera y los refinados Parkinson se espantarían, tal vez armarían un escándalo y eso debía enmarcarse para la posteridad...

Lucius, desde su ubicación bajo el pequeño techo de la barcaza, miraba también expectante el lugar, al parecer lo conocía porque había hablado de unos acantilados y de un castillo abandonado. Era evidente que en su andar mortífago conoció muchos lugares.

—Draco, ¿por qué elegiste este sitio? Además, eso de que solo se puede hacer magia una vez al día, es broma, ¿no?

—No, Pansy, esta isla es el tesoro del ministerio, como prueba de nuestro acercamiento al mundo muggle —le dijo Blaise Zabini que era el padrino, el que a los anteriores conatos de boda no había podido asistir porque se hallaba en Londres, siendo reemplazado por un amigo de Pansy que trabajaba en la productora cinematográfica. Pero, cuando Draco lo contactó para que le buscara una isla mágica y apartada para llevar a cabo un nuevo intento matrimonial, lo primero que le sacó a relucir fue que él debía ser el padrino si no, que se olvidara de él definitivamente: «celos cochinos» fue lo que sintió, pero Draco, sabiendo que se lo debía, de inmediato insistió en que aceptara serlo. Total, él había hecho los contactos con el ministerio para poder llegar a ese lugar que, según le habían dicho, era territorio de magos, una especie de lugar de descanso—. Este sitio realmente es mágico, pero con magia reducida —continuó hablando—. No gastes tu hechizo diario, tal vez lo necesites en la noche... —dijo haciendo un insinuante movimiento de cejas apuntando a Draco. Pansy le regaló una mirada iracunda mientras sacaba un poco de agua de su rostro que le había saltado desde el mar.

—Apenas lleguemos al hotel, deberás darte una buena ducha. Por aquí hay un descargue de aguas servidas.

—¿Qué? —Pansy sintió que el estómago se le revolvía.

—Es broma. Este mar es uno de los más limpios de Europa. Así que, tranquila.

—¡Idiota!

Narcisa, aprovechando la conversación que Pansy sostenía con el joven Zabini, se acercó a Draco que miraba el enérgico oleaje y en tanto la llovizna se había transformado en tormenta con viento fuerte.

—Hijo, este lugar es precioso y el indicado —opinó satisfecha.

—¿Sí? ¿Segura? —preguntó no muy convencido del todo.

—¿Claro, el lugar indicado si te quieres vengar de alguien —Draco la miró serio.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Hermione dio el último retoque a su peinado, mientras miraba de soslayo una carta enviada vía lechuza que durante la mañana recibió desde el Ministerio de Magia. No había tenido tiempo de leerla, así que la dobló y la metió en un bolsillo. Apenas pudiera lo haría, no esperaba alguna propuesta laboral, de seguro era otra misiva en donde le pedían que fuera a dar una charla motivacional a algún grupo de profesionales o a Hogwarts. ¡Pamplinas! Un buen trabajo era lo que necesitaba.

Todo Pasa Porque lo Cazan (sí, con zeta) - FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora