Todo Pasa Porque lo Cazan (sí, con zeta) - Fanfiction

E P Í L O G O

¡Uno, dos, tres! Todos gritaron a coro y Draco consiguió destapar el champagne chorreando un poco del líquido pero logrando llenar su copa y la de Hermione. Luego cruzaron sus brazos y bebieron.

—¡Bravo! —se escucharon las voces de algunos, ovacionado aquél simbólico gesto.

—Me haces muy feliz, Granger.

—Y tú a mí, Malfoy —ambos sabían que tratarse por sus apellidos no era lo correcto, pero era algo que no podían evitar y sabían que aquello era sinónimo de amor... amor cómplice como solo ellos sabían expresarse.

Draco recibió la copa de ella y la dejó sobre la mesa, luego la tomó de la cintura y la besó. Hermione sonrió y asintió, entendiendo sin palabras lo que venía en ese momento: se volteó y arrojó el ramo de flores a las solteras que estaban presentes, en medio de gritos y aplausos.

El ramo fue recibido por Rita Skeeter que, intentado disimular su apariencia había ido a la boda vestida de aldeana. El jefe de los pescadores, Tom, regordete y de aspecto bonachón, que también estaba allí bebiendo un gran sorbo de vino, la miró algo lascivo moviendo sus cejas. La mujer se sonrojó pero disimuladamente le dio un beso al ramo.

La secretaria del hotel, Catlyn, quien había postergado su carrera por unos meses, a fin de juntar dinero, puso cara triste al ver que ella no había sido la afortunada, pero Erick (el erizo) desde lejos le guiñó un ojo, para darle calma. Luego sus amigos vieron que tenía los dedos cruzados detrás de la espalda y le dieron unas palmadas en el hombro. Que la chica nunca lo supiera, si no terminaría cantando serenatas el resto de su vida...

Sí, se trataba de la fiesta del matrimonio de Hermione y Draco... la verdadera, la deseada... realizada en las afueras del hotel, el cual ahora contaba con tres estrellas, no obstante, había sido bautizado como «Gran Hotel Cero Estrellas de Helgg» y las tres estrellas plateadas brillaban bajo el título.

Draco había dejado los negocios en manos de Lucius, vendiendo a su vez un par de empresas para dedicarse a la vida hotelera y al turismo. Incluso apoyó en la publicación del libro de Hermione, el cual había logrado una alta aceptación, muestra de aquello era que en los últimos meses el hotel estaba repleto. Sin embargo, en el pueblo también habían aparecido nuevas residenciales, hostales y un pequeño hotel, el cual había hecho revivir el poblado, incluyendo un par de pubs y centros de diversión. Al fin la modernidad había llegado y el ministerio no se inmiscuía ya que la mayoría de residentes eran muggles y los magos que iban de vacaciones, lo hacían con el compromiso de hacer la menos magia posible, si no, el ministerio se enteraría y Hermione estaba en todo su derecho de prohibir nuevamente el ingreso, cosa que la gente del pueblo no sabía... es decir, no estaban enterados de que la dueña del hotel, era también la dueña de la isla, junto a Draco, quien como su esposo compartía aquello, cosa que al él poco o nada le importaba. Lo único trascendental para él, era que Hermione fuese feliz.

—¡Ay hijo, por favor! Ve a decirle a tu padre que no haga el ridículo... el viejo tacaño tiene debajo de la mesa escondidas unas cuantas botellas de whisky... —dijo Narcisa a Draco, totalmente descompuesta—. Iba todo tan bien, pero Lucius tenía que mostrar lo peor... ¿cómo puede hacer esa estupidez? Cualquiera diría que no tiene los medios para darse esos gustos.

—Déjalo madre, sabes cómo es él. Vigila mejor lo que queda del pastel, si no se lo va a llevar al cuarto —Narcisa dio un bufido, pero no pudo seguir replicando pues Ginny y Luna, vestidas con hermosos trajes de colores vivos y luciendo hermosos sombreros de plumas, se acercaron a la mesa.

—¡Ey, Hermione! ¿Qué tal si hacemos un numerito artístico? —propuso Ginny, mirando que Harry ya se había acercado al escenario haciendo algunas adecuaciones de parlantes y altavoces junto a los miembros de la orquesta que dejaban de lado sus instrumentos.