VII

2.7K 285 14
                                    

YoonGi era un adolescente simple. De una familia común, con intereses comunes, con una cara común, YoonGi tenía raíces comunes; pero era extraordinario. Todo en él lo era. Porque él era más que eso, él era el universo encarnado, fascinante y encantador.

Min Yoongi era todo lo que JiMin deseaba; ante sus jóvenes y vivaces ojos de 17 años. No importa si era un auditorio lleno de personas, sus ojos siempre buscarían el cabello rojizo del mayor; incluso si él no era nadie en su vida, Min YoonGi era primordial en la suya.

- Vamos TaeHyung, nada te cuesta cambiarme el casillero. – Rogaba el más bajo mientras perseguía a su amigo.

- No, no y no. Hay muchas fallas en tu plan, imbécil. – Contestó un algo fastidiado Kim. – Odio a tu vecino HyungSik, y Min YoonGi probablemente te odie. ¡Eres muy adorable para ese bastardo! – Le dijo apretando sus abultadas mejillas.

- Por favor, aunque sólo sea medio año. ¡Te daré mi alma!

- Prefiero el número de tu prima. – Le enfrentó con una coquetería gélida que sólo él podía manejar. – Ah, y también quiero que me pases todos los almuerzos de tu madre durante esos seis meses. Tómalo como "Un alquiler"

- Que sean dos meses.

- Tres, mi padre y mi hermano son una mierda cocinando. ¿Trato hecho? – JiMin tomo la mano sin vacilar, apreciar por seis meses al amor de su vida a cambio de tres meses de almuerzos era un precio razonable.

Seguiría comiendo la comida de su madre por años, ¿Quién sabe por cuánto tiempo podría ver a Min?

- Tenemos un trato Rumpelstiltskin.

- Ve a sacar tus cosas antes que me arrepienta, Ricitos de oro.

- Ricitos de oro es de otra historia, tarado.

- No te atrevas a llevarme la contraria, si te digo Ricitos de oro, pues ahora eres Ricitos de oro. – Respondió con un fingido enojo el menor mientras apretaba con mas fuerza la mano que estrechaban.

JiMin no estaba preparado, se sentía indigno de ver una belleza como la de Min YoonGi. Sudaba frío y le temblaban las piernas mientras estaba enfrente de su nuevo casillero esperando a que el mayor llegará. Llevaba poco más de diez minutos ahí, sin hacer nada, sólo esperando.

"Vaya que debo verme raro" "¿Y si no le agrado?" "¿Debería presentarme o mejor no digo nada?"

- Tú no eres Kim. – Le dijo una voz pastosa a su derecha.

Los nervios le jugaron una mala pasada y con una fuerza bruta, el pobre Park cerró la puerta del casillero y se recostó torpe en ella. Gracias al universo su cerebro conectó lo suficiente como para hacer un comentario ingenioso.

- Por supuesto que no, soy más guapo. – "Sonríe JiMin, mamá no pago ese tratamiento dental por nada.

- Y más engreído.

Al rubio se le cayó la fachada de confianza al escuchar esas palabras, sí, sentía que lo había arruinado y su adorado cielo seguramente no querría nada que ver con un mocoso engreído. La cálida risa del contrario lo distrajo de su martirio.

- Tampoco era para que te asustases de esa forma. Mantén la confianza con la que hablas, niño. No es como sí fuera a comerte.

"Ojalá lo hicieras" pensó de inmediato el menor.

- Sí señor. – Respondió brillante.

- Min YoonGi, llámame Min YoonGi. – Dijo mientras estiraba el brazo en forma de saludo.

- Park JiMin, un gusto.

- Hasta luego JiMin, seguro nos seguiremos viendo. – Comentó mientras se despedía para ir a su clase en dirección contraria.

Y si antes estaba flechazo, JiMin ahora se encontraba profundamente enamorado.

Sweet Lies •Jimsu•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora