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- ¡Mira esto, YoonGi! – Anunció JiMin emocionado mientras miraba su teléfono. - ¡Volverán a transmitir la película que te gusta!

- Bebé, me gustan muchas películas. Deberías ser más específico. – Le contestó desinteresado, mientras daba un sorbo a su café.

- Esa... ¿Cómo se pronuncia? Ya sabes cuál ¡La que no entiendo!

- ¡¿La de Ha JungWoo y Do KyungSoo?! – Preguntó arrebatando el teléfono de las pequeñas manos.

- Sí, esa. – A pesar de lo brusco de sus actos, Park se llenó de regocijo al ver la brillante emoción en los ojos ajenos. – Parece que está de aniversario u algo así, no sé. Pero la van a transmitir esta semana ¡Vamos hoy mismo, Min min!

Min YoonGi se detuvo en seco para pensarlo un poco. ¿Valía la pena?

De un tiempo para acá se venía sintiendo mejor cada día; hasta su cabeza había vuelto abrir nuevos límites ¡Por poco y sentía que ya no existía alguno!

Eran pocas las cosas que le faltaban por cumplir para volver a la "Normalidad"

- Vamos hoy, Jimminnie.

I tell him sweet lies

La película había sido esplendida, YoonGi nunca se podía cansar de ella. Era como si cada vez que la viera se pusiera mejor y mejor. Realmente le reconfortaba el alma verla. Si la muerte y el más allá eran como en el film, le causaba una mórbida curiosidad el saber cómo se vería su vida desde el otro lado del espejo.

- ¿Quieres algo más, cielo? – Le preguntó el más bajo mientras botaba los empaques de comida al basurero.

- Otro granizado no me suena mal, para ser honesto. – Dijo con cierto desinterés, como si en realidad no estuviera muriendo por otro.

- Déjame adivinar, ¿de frutos rojos?

- Bingo, que bien me conoce mi niño. – Min YoonGi no pudo contenerse y darle un suave beso a su adorado novio. – Eso es por ser tan lindo.

Algo avergonzado por el acto de amor tan puro, JiMin se apresuró a volver al puesto de comidas del cine. Mientras Min se sentaba en una de las mesas que estaban a unos cuantos metros.

- Hoy ha sido un muy buen día, Min YoonGi. – Murmuró para sí mismo mientras veía sus manos con atención "Mis uñas ya están creciendo" Pensó algo emocionado.

Baldado de agua fría que le cayó al pobre, cuando levantó la vista y vio a su dulce niño hablando con un hombre ciertamente mayor. Al inicio no sintió nada fuera de lo común, pero su débil espíritu se fue al suelo, y sus ansiosos nervios se levantaron al ver como el hombre se acercaba más de lo debido. Al presenciar como jugaba coqueto con el cabello de JiMin o la manera en la que le hablaba con tanta confianza y familiaridad. Peor aún se sintió derrumbarse cuando notó la sonrisa de Park en cada momento, como si estuviera ansioso de recibir esos afectos.

Dios, sé lo que estoy viendo, pero has que mi pensamiento sea ciego y mi corazón estúpido. Así puedo olvidar lo que creo.

- Siempre has sido muy inteligente, Min YoonGi. Tú ya sabes lo qué pasa aquí. - Le contestó la voz en su cabeza, indiferente a sus plegarias.

No aguantando más el martilleo en su cabeza; de manera torpe y vergonzosa, el azabache se levantó y corrió tanto como podían sus piernas. Necesitaba un baño, y urgente; porque sentía como su estómago se revolvía y sus ojos picaban por el escozor de aguantar las lágrimas.

Tan pronto como entró a uno de los cubículos; su cuerpo se abalanzo y comenzó a vaciarse.

¿Si vomito lo suficiente, también se irá este amor por ti, JiMin?

- Te diría que te quedaras conmigo un rato, mi bello niño. Lástima que hoy vengo con mi esposa. ¡Pero qué alegría ha sido para mí el verte! Eres toda una delicia – Dijo en un susurro lascivo el viejo Kang.

- No te preocupes JaeHo. Si deseas podemos vernos pronto. – Le contestó mientras intentaba alejarse del agarre hambriento del anciano. Kang le era repulsivo, pero su gran cuenta bancaria no.

- Y dime bebé, ¿vienes solo hoy? Ya estoy algo viejo para los juegos de celos.

- No, vine con mi amigo. Está por allá, en las mes...

- ¡Aquí su orden, señor! – Interrumpió el joven detrás de la barra. – Son 3.155 wons.

Gracias a Dios por librarme. Pensó para sus adentros el rubio.

- Yo pagó, cariño. – Habló el hombre cuando lo vio sacar su billetera. – Un pequeño regalo por la alegría que me has dado al verte.

- Gracias, Jae. – Le dijo agarrando la bebida y dándose la vuelta para huir con rapidez.

Menuda sorpresa se llevó al no encontrar a su príncipe en ninguna parte. 5, 10, 15 minutos y Min YoonGi seguía sin aparecer.

- ¿Dónde te metiste, Min min? – Cuestionó el menor mientras comenzaba a marcar el número del chico.

Al tercer intentó Min YoonGi apareció. Sus ojitos estaban rojos, su piel se había vuelto de un tono grisáceo y peor aún, su cuerpo seguía temblando notablemente.

- Amor, ¿qué pasó? – Dijo JiMin mientras sostenía con suma delicadeza el cuerpo ajeno.

- Quiero ir a casa. – Le contesto cortante el contrario.

- Dime qué sucedió.

- ¡Quiero ir a casa, es todo!

Algunos ojos miraban con curiosidad la escena; cualquier clase de drama confortaba a las masas. Les hacía creer que sus vidas no eran tan malas, después de todo.

- Está bien.

Volvieron en silencio, hasta la radio se hacía pesada en momentos así. JiMin con los ojos fijos en la carretera, y el miserable de YoonGi hundiéndose en la laguna que llamaba mente.

Gracias por arruinarme la película, hombre que no conozco. 

Sweet Lies •Jimsu•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora