Toca, toca; que el código secreto de nuestro amor llegue a mis oídos, que los pájaros canten tus pecados y el sol me limpie de mis delitos.
Toca la puerta tan suave como tocarías mi piel, y ábrela con el mismo cuidado con el que abrí mi ser ante ti.
YoonGi esperaba absortó por la llegada de JiMin; ni siquiera se sentía que estuviera consciente, su piel le pertenecía alguien más, su razón había sido drenada.
- ¿Realmente te sientes preparado para esto? – Contrario a lo que creyó, no era August hablando con desdén. Era su propia voz la que retumbaba en el lugar.
Estaba solo en esta batalla.
- Sí, realmente estoy preparado para esto, y aun así no lo haga. Me obligaré a estarlo.
Min sentía que sus heridas habían cerrado, no sanado, pero estaban curando. JiMin lo había arrastrado sin culpa a un estado de miseria propia. "Dejarlo fue lo mejor para ti, y lo sabes"
Unos, dos, tres pausados toques y después un silencio abrumador. YoonGi limpió el sudor de sus palmas y abrió la puerta antes de tener tiempo para pensar y miedo para arrepentirse.
JiMin estaba desmejorado, no era nadie en comparación al bello paisaje que fue una vez. Pero eso no le importó a Min; el tenerlo tan cerca, el respirar su piel, el sentir su melancolía; fue suficiente para volverse a ver a sí mismo tan enamorado como siempre. Sus heridas volvieron a abrirse de manera violenta, ramas surgieron y dieron paso a flores de estrellas.
- ¿Planeas dejarme afuera? – Preguntó Park con un semblante cansado. Apenado, Min se hace a un lado e invita al menor a sentarse junto a la chimenea.
Se miraron por largos segundos. No había pensamiento alguno, sólo miraban y detallaban los rostros que ahora vivían en sus distorsionados sueños.
- ¿Cómo has estado? – Dijo el mayor de manera lenta, pensando cada sílaba.
- Demacrado, ¿Es que no lo ves? – Comentó en un intento de aligerar las cosas.
- Tu sentido del humor sigue siento pésimo. – Un poco dubitativo, pero con gran cuidado; YoonGi levanta su mano e intenta acomodar el sucio y enredado cabello de JiMin. - ¿Por qué lo hiciste? – Preguntan sus ojos tristes.
- Por ti, por tu bien. – Responde el menor mientras intenta volver a tener el contacto ajeno.
YoonGi ríe estupefacto, ¿cómo se atrevía a decir algo así?
- Vaya, si esto era por mi bien, no me imagino qué hubieras hecho con la intención de herirme.
- Puedes... Puedes no.
- ¿No qué? Culparte de tus propias acciones. Por supuesto señor perfecto ¡Me tragaré todas tus acciones mientras tú sigues como si nada! – Min había explotado, ya no tenía miedo de alzar su voz, de decir lo que sentía.
- ¡FUE POR NOSOTROS! – JiMin se levantó abruptamente y continúo gritando. – Todo siempre tenía que girar alrededor tuyo; cuidarte del mundo, cuidarte de los demás, ¡hasta cuidarte de ti mismo! Esto no era una relación, simplemente era yo como tu sirviente. "Necesito eso, podrías comprar aquello, tráeme lo otro"
- No, no, no. A mí no me vas a tratar como si yo fuera una carga, no intentes jugar conmigo de manera tan bizarra. – Levantándose para confrontar al menor, ambos terminaron gritando frente a frente. - ¿Por qué lo hiciste?, ¿por qué lo hiciste, cobarde? ¡Responde!
- Por nosotros. ¡Maldita sea! Qué no entiendes. – El pelinegro había estallado en lágrimas, parecía un niño perdido llorando por su madre.
- Como un "Nosotros" puede involucrarte a ti teniendo sexo con otras personas. – Ahora Min también estaba llorando a más no poder.
Y es que lo odiaba, odiaba a JiMin con toda la fuerza que le permitía bombear su corazón. Lo odiaba por la forma en la que lo hacía sentir inseguro, como le vio la cara a más no poder, y por la manera en la que lo ilusionó de ser merecedor de algo.
Lo malo es que seguía siendo ciego a su confianza; JiMin no entendía el poder que tenía sobre YoonGi, y que si presionaba los botones correctos; Min volvería a caer ante él. Rogando como un moribundo por su toque.
- ¡Para asegurarte un buen vivir! Estaba hasta el cuello de deudas, no quería obligarte a nada. Y, Dios, en serio no entiendes lo mucho que odiaba eso. – JiMin se había sentado en la pequeña cama que adornaba la caballa. Sus belfos estaban hinchados y su naricita roja. YoonGi sintió la abrumadora necesidad de reconfórtalo. – El señor Gwan me insistía mucho en salir, decía que era muy guapo y que le encantaría consentirme. Me negué, una, dos, miles de veces. Hasta que... me ofreció dinero; y yo, desesperado por todo el peso que tenía, acepté. Me prometí que sólo sería una vez, que pagaría las facturas más urgentes, y después haría un préstamo u algo. Pero luego vinieron más personas, más dinero. Todo era más sencillo.
El mayor lo escuchaba en silencio. Su ira seguía en la punta de sus dedos, pero estaba cansado de pelear, él sólo quería ser libre.
Mátalo, susurró su conciencia traicionera; bésalo, le gritó su corazón destrozado.
Decidió sentarse junto al menor, y quizás, sólo quizás, enfrentar la realidad y escuchar su historia.
- ¿Disfrutaste con alguno de ellos?
- No, me daba asco. Me repudiaba cada uno de ellos; no eran más que perros con dinero, esos que creen que pueden comprar a todos.
- A ti también.
- Sí, y por eso me odio aún más. – El pelinegro río cansado. – Pero no lo sé, Min min. Cuando llegaba a casa y me hablabas de tu día, o del nuevo libro que estabas leyendo. Me animaba a seguir. Todo lo hubiera hecho por ti.
- Déjame borrarlos de tu piel.
Con lentitud Min YoonGi se acercó a los labios ajenos, eran tan dulces como siempre. Algunas cosas nunca cambian. Pensó
Imaginó cuántos saborearon el mismo oro que él, por lo que lleno de ira, decidió tornar el beso más agresivo. JiMin realmente necesitaba sentir el amor que extrañaba, por lo que se dejó ser; adoraba sentirse deseado por el mayor, el pensamiento de volver a tenerlo como suyo lo hizo verlo como un dios. Era capaz de dedicarle cada uno de sus orgasmos y enaltecer cada centímetro de su piel.
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Lol, me odio.
¿Me creen que me tomó 5 meses escribir esto?Lamento mucho dejarlas y dejarlos esperando tanto tiempo por el final; es que la universidad realmente es agotadora, y más en la virtualidad.
Ahora sólo queda el epílogo, el cual espero tenerlo listo en poco tiempo.
Muchas gracias a todas y todos ustedes por esperar y tomarse el tiempo de leer sweet lies.
A todas las personitas de Colombia, mucho ánimo; pronto podremos decir Duque chao, Duque chao, Duque chao.
Por un país donde no nos sigan silenciando, porque como dice nuestro, va a cesar la horrible noche, y la libertad sublime derramará las auroras de su invencible luz.
Que se quema lo que se tenga que quemar, pero que no se derrame más sangre del pueblo.Una vez más muchas gracias, y cuidense mucho, donde sea que estén. Usen su tapabocas, tomen agua y duerman bien.
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Sweet Lies •Jimsu•
FanficDonde JiMin le miente a su lindo novio acerca de su trabajo. YoonGi sabe lo que esconde; JiMin ya no es el niño bueno de antes, pero se tragará cada una de las dulces mentiras de su; pues le profesa más amor que a cualquier persona.