Sweet Lies •Jimsu•

VI

He oído tus secretos mientras duermes. 
Tu lengua está floja, pero tu mente está ansiosa. ¿Cómo está tu corazón, JiMin?

YoonGi lo miraba ansioso mientras el menor se dormía. Ese día Park había llegado increíblemente temprano, y sin oración alguna más allá de un "Hola Min min" se fue a la cama que compartían, y se desplomo casi como un muerto.

En un inicio el mayor sólo se limitó a contemplarlo, a guardar cada marca de la piel del castaño. Menudo susto que se llevó cuando este comenzó a murmurar y fruncir el ceño.

¿Debería despertarlo? Preguntó una parte de su mente ¿No quieres escuchar lo que dice? Le preguntó una voz más escondida que la primera.

- Me halagas, NamYoon. – Leves risitas comenzaron a salir de los labios ajenos. – Siempre tan caballeroso.

La sangre de YoonGi se heló y el sudor comenzó a bajar por su espalda. Quería alejarse, encerrarse, correr, echarse a gritar hasta morir. En lugar de eso, tragó saliva y se acercó al cuerpo inconsciente.

Cualquier otra persona tomaría algo así como una confusión. Pero para Min, ya no existían las confusiones con JiMin. No eran llamadas de trabajo, No eran colegas antiguos, No era su cerebro dañado de celos. Eran los amantes de su novio, las adineradas personas que lo llevaban como un accesorio, que lo usaban hasta saciarse y se despedían de el como una buena mascota. Su amor de antaño le repugnaba con cada cabello que llegó a adorar. Los odiaba a todos, porque le hacían odiarse a sí mismo y su debilidad.

Estaba escuchando la verdad; por milésima vez el universo le gritaba señales. Le gritaba y lo golpeaba con hechos que no podía seguir ocultando bajo el tapete.

- Nam, por favor... – Lo escuchó decir en un gemido hambriento.

- Suficiente. – Se abrazó YoonGi a sí mismo. – No puedo seguir.

Con lágrimas ardientes, salió cauteloso de la habitación. Min sentía que si hacía movimientos muy bruscos, su corazón terminaría rompiéndose más.

La realidad me ha visto a la cara, ha dicho mi nombre, besó mis manos y me rogó que te dejará. Pero soy sordo, y no me siento capaz de alejarme

YoonGi salió. Llegó a pensar que el exterior lo podía matar, pero compartía cama y besos con su verdugo. Ahora era imbatible a su mente, o eso quería mentirse en ese momento.

Después de tantas mentiras dulces, otra más no le haría daño ¿Cierto?