Pasamos en Ámsterdam un par de días haciendo varias cosas distintas, la habíamos pasado muy bien pero era hora de regresar. Habíamos tomado ya nuestro vuelo de vuelta a Noruega y los chicos nos esperaban.
-¿Te has divertido?
-Sí, mucho –sonreí-
-¿Te gustó aquel museo? –preguntó con picardía-
-Me gustaste mucho más tú –sonreímos levemente-
-¿Sabes que los chicos te quieren mucho?
-Lo sé y yo a ellos
-Casi tanto como yo –reímos levemente-
-Ellos son como mi familia, tú eres mi esposo, mejor amigo y compañero de vida
-Por el resto de nuestra vida –sonreímos y me besó ligeramente- Para siempre
(···)
Llegamos al aeropuerto de Noruega y los chicos ya nos esperaban. Al vernos vinieron directamente hacia nosotros y nos recibieron con muchos abrazos y preguntas. Muchas preguntas.
-¿Cómo les fue? –preguntó Mangel-
-Bien –sonreí-
-Me alegra, seguramente ahora necesitan un descanso –aseguró Vegetta-
-Te aseguro que sí –dijo Rubén riendo-
Al llegar a casa ellos nos ayudaron con nuestro equipaje pero aún no nos dejaban entrar a casa.
-¿Qué ocurre chicos?
-Os tenemos una sorpresa pero... -pausó Willy- Hay cambios –aseguró-
-¿Cambios?
-Sí, ya saben... Por si algo pasa
No entendía el porqué de su inquietud, la verdad. Nos dejaron pasar y fuimos a la que es la habitación de Rubén que quedaba a lado de la mía, seguimos a los Wigetta pero al abrir la puerta supe que mi habitación ya no estaría más.
Habían tirado la pared y las habían unido, ahora era una habitación muy grande y espaciosa en tonos blanco y marrón. Me gusta.
-Es muy linda –sonreí-
-No es todo –intervino Cheeto- Síganme
Esta vez nos llevó al final del corredor de lado derecho y había una puerta color marrón igualmente.
-Esta será sorpresa, no van a usarla hasta que algo se presente
-¿Algo? –pregunté confundida-
-O alguien –dijo Mangel-
-No entiendo –miré a Rubén-
-No te preocupes por eso, el tiempo ya lo decidirá –me abrazó y besó rápidamente mis labios-
-Confuso –inquirí yo- Están muy raros
-Sólo prevenimos
-Sólo consiguen confundirme más
-Mejor vamos a dormir un rato –rio Rubén-
Por favor –reí yo-
>>>> Un mes después
Estaba con Cheeto y con Mangel preparando nuestro desayuno, Rubén había tenido que ir a una junta de trabajo a pesar de ser sábado, era muy urgente ya que su compañía planeaba expandirse a otros países.
Los chicos eran como mis hermanos mayores, eran muy divertidos y protectores y por eso los quería tanto.
-¿No ha pasado nada sospechoso en tu vida? –me preguntó Mangel-
-¿Cómo que sospechoso? –pregunté curiosa-
-Sí, algo fuera de lo común
-Bueno, ahora que lo mencionas... -recordé- Tengo algunas náuseas, mareos y... -me daba vergüenza decirlo-
-¿Y qué? –preguntó Cheeto-
-Un... Un... Ya saben
-Ya dinos –dijo Mangel desesperado por mi respuesta-
-Un retraso –dije apenada-