Estoy adormilado mientras mis alumnos de neuroanatomía tratan de sacar un corte del temporal de un cerebro humano. Me he recostado a la pared del laboratorio y me ha parecido confortable, tanto que me he sorprendido durmiendo un par de ocasiones. Cuando estoy a la puerta del cabrón sueño, mi celular vibra como si se le hubiera metido un demonio. Me tropiezo del susto y casi choco con la puerta.
«Menos mal que les he dejado trabajo»- pienso mirando a mis alumnos - Ni quiero imaginarme la vergüenza que habría pasado.Salgo al pasillo para ver el mensaje, pero me topo dos llamadas perdidas. Una, de Doña Mela Garro, la coordinadora de mocosos de Catedral y la otra de Padre. Justo cuando voy a devolver la primera, un Whatsapp de Mela Garro aparece:
Buenos días..El Padre convoca a reunión con los padres de familia.. el sábado 2 de septiembre a la 1.30.. Cristian e Ignacio asistencia obligatoria.Gracias. Favor ser puntuales..
-Lo que faltaba- murmuro enfadado. No le contesto. Guardo el teléfono en uno de los bolsillos de mi bata.
***
Han pasado tres días desde el extraño mensaje de convocatoria a reunión. No he querido preguntarle a Padre cuál es el motivo... Ni siquiera fui a misa, no quiero que pase algo parecido.
Flashback
El jueves (cuando me llegó el mensaje) fui a misa en la noche. Padre al verme me saludó como siempre, pero su mirada era diferente. Parecía traspasarme. Le pregunté qué le pasaba y si se sentía bien:
-"Tres cosas necesitas para estar aquí: paciencia, tolerancia y comprensión. Te doy una oportunidad. Si no cambias, quedas fuera, y no le digas a Hernán nada de esto, o te va feo. ¿OK?"- murmuró Padre, con voz entrecortada. Ni siquiera me prestó atención- "Ignacio y yo te escogimos por ser la más formada. Me arrepiento de haberlo hecho."
-Padre ¿Está bien?- al oír mi nombre se disparó mi alarma interna. No he escogido nada ni a nadie con él. Pero lo que más me afectó, es que sé de quién estaba hablando.Paula. La más formada del grupo. Yo mismo la he formado. Hernán y Monseñor la han formado. Su hermano, Stiven... Posee una formación relativamente buena. Tiene incluso un Ceremonial de los Obispos, copia del mío propio. ¿Pero por qué Hernán dice eso? Tuvo que haber escuchado a alguien decirlo. Si fue así, ¿Por qué parece tan traumado?
No me contestó. Se puso el alba y la estola de forma automática. Al atarse el cingulo un escalofrío lo recorrió. Vi que la estola se le había corrido, así que puse mi mano con la intención de arreglarla. Al tocarlo, sacudió la cabeza y se volvió con violencia. Instintivamente di un paso atrás, tenía extrañeza de que Padre se comportara así, más conmigo.
Al reconocerme, sólo murmuró:
-Ah, Ignacio, eras vos. Has venido.
A la vez que hablaba, me miró a los ojos, se veía cansado, triste, inclusive depresivo. Vi con horror que no era el mismo. Ya me había saludado en cuánto me vió, y ahora me lo dice otra vez.
-Si Padre, vengo todos los jueves.- por experiencia me cuido de contestar cortésmente.
-Y ella los lunes. ¿Quién lo diría?- preguntó viendo a la pared. Se puso la casulla y los lentes.- Vamos.La misa transcurrió normal, pero noté que estaba distraído. Pasó casi toda la misa viendo el órgano tubular con desazón. Cuando fui a dejarle el misal en el altar, me dijo
-Gracias corazón, gracias por estar acá, pequeña mía.
Volví a asustarme y a la vez me sentí mal. Me estaba confundiendo con ella. Mis manos temblaron al abrir el misal y colocarlo en el atril. No le asistí; me devolví a la credencia con miedo. Estaba sudando, a pesar de que no hacía mucho calor. Aunque tenía sotana y Roquete, no me sentía acalorado. En cambio, Padre sudaba como si celebrara Misa en el Sahara. Sus manos temblaron al tomar la Sagrada Forma. Temí que se le cayera el cáliz. No quería que fuese a dar la comunión y no pude detenerlo. Se enojó conmigo porque no comulgué de rodillas (ella si lo hace).
Cuando terminó la misa, después de hacer reverencia al Cristo y quitarse la casulla, se desvaneció ahí mismo en sacristía. Al verle corrí hacia él y me alegré de que no se desmayó en plena misa. Le quité la estola y a base de confites de menta y agua logré que abriera los ojos, pero los tenía vidriosos y murmuraba cosas casi incomprensibles, pero las que le entendí me dejaron confundido.
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Enamorada de un seminarista </3
RomanceElla está enamorada perdidamente. Pero tiene un problema: él ahora es seminarista. Pero no es un chico cualquiera; es diferente a los demás. Se llama Ignacio y fue el más inteligente de su generación secundaria y universitaria. Odia las muestras de...