Ignatius, Ignatius...
Sigue pasando el tiempo.
Debajo de mi cama he hallado, roto en pedazos, mi reloj de arena, aquél que nos había dado Charbel... ¿Dónde estará el tuyo?«El día de la decisión se está acercando, y el amor se está acabando...» Se acabó.
Sí, se acabó el amor, hace meses se acabó.
Sin embargo, con el amor, temo se haya acabado la amistad.Ignacio de mi vida:
He regresado al fondo del precipicio. ¿Cuándo caí? No lo sé. ¿Cómo sucedió? Tampoco lo recuerdo. Hay una niebla espesa que cubre mis memorias. He tratado de quitarla, pero es imposible. Oigo voces, muchas voces. La de Doña Shirley, Francella, Mela Garro, Olga y Hellen. La de Mariana, Jimena, «Toti» y Esteban. La de Kenneth, Fabricio, Eduardo... La de Jimena y Eduardo resuenan más fuertes. La de Pablo y la de Xavier también están, pero teñidas de una nota de miedo. Me insultan, todas me insultan... Perra, puta, desgraciada, maldita, engendro... monstruo.Oigo otras voces más, al otro lado. La de Ana Araya, la de Doña Paulina, la de la dulce Gretta. La de Néstor, la de Adolfo, la de Giorgio Andrés y la de Chocho. La de Don Hugo, la de Reina, Sonia, Alejandro, Bernardo y Diego... La de tu madre, tu amada madre, Anita... Paulita, mi vida, Michi, mi princesa, buena niña, excelente muchacha. La de Padre. Corazón, niña mía, mi pequeña... Hace mucho, mucho tiempo, que Padre no me llama por tan tiernos apelativos.
Estas voces se mezclan, se sobreponen se pierden. Están al borde del precipicio todas. Las del primer grupo me apedrean, me apedrean. Ya no tengo aquél techo fuerte sostenido por dos columnas, aquéllas columnas en las que podía correr a refugiarme como un cachorro asustado. Ambas se derrumbaron, las derrumbaron...
Las del segundo grupo intentan sacarme, pero ningún brazo llega hasta mí. Están muy lejos...Vos me sacaste la primer vez que caí aquí, y deseo con todo mi corazón que vayas de nuevo...
Dios mío, Ignacio.
Rescátame de este infierno...
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Enamorada de un seminarista </3
RomanceElla está enamorada perdidamente. Pero tiene un problema: él ahora es seminarista. Pero no es un chico cualquiera; es diferente a los demás. Se llama Ignacio y fue el más inteligente de su generación secundaria y universitaria. Odia las muestras de...