ZOMBIE

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Comienzo el día mirando los pedazos que quedaron de mi corazón tirados en el piso, la noche anterior 20 años de relación quedaron esparcidos con tristeza por las habitaciones de la casa que compartimos.  Escucho los gritos de los chicos al llegar del colegio, escucho los pasos de la familia subiendo por las escaleras.  

—¡¡¡Esto es tu culpa!!!, si te hubieras detenido...si solo hubieras escuchado todo estaría bien —me dijo en medio del llanto y del dolor mientras salia de la casa con las maletas.

En ese momento no me importó nada, estaba tan adormecido por la droga que lo único que hice fue reírme y desearle que no volviera.  Pero ahora estoy sobrio y el dolor se su partida me parte en dos y no solo por no tenerla cerca sino porque se llevó la mitad de mi alma...mis hermosos hijos.  Pero me lo merezco, lo sé en el fondo de mi alma, aunque mi cara refleje otra cosa las lágrimas caen por mi rostro aunque me encuentre hundido en el sopor de un "buen viaje".

Al despertar me miro al espejo, tengo ojeras y noto que en las paredes del baño hay sangre...al mirar mis nudillos los veo destrozados; como siempre desde que comencé a probar esta nueva droga mi cuerpo pierde el control y mi mente se pierde "liberándome" de la realidad aplastante que controla mi vida.

RECORDANDO

— "Hermano pruebe esto!, es de otro mundo".  Eso me dijo Carlos esa noche de fiesta y lo hice sin saber que iba a quedar totalmente esclavizado a esta nueva droga.  No recuerdo bien qué hice, solo recuerdo que cuando desperté mi rostro demacrado y lleno de sangre eran las únicas huellas de mi reacción al veneno.

Pasaron 2 meses en lo que cada día tenía que tomarla, y cada vez que me miraba al espejo veía como mi piel cambiaba, el color de mi cabello y la delgadez de mi cuerpo hacía que mis hijos salieran corriendo cada vez que me veían.  Ellos ya no tenían a su papá, esta masa amorfa que caminaba por la casa ya no era la persona a la que amaban.  Lo mismo me reclamaba mi esposa, hasta que tomó la decisión de irse.

  — NO PUEDO DETENERME!!!, grito en mi mente mientras mi mano lleva a mi boca la pastilla de la muerte, una muerte indolora...ya mi cuerpo se ha podrido y lo único que desea es la sensación de libertad que me da el químico, aunque al día siguiente viene el horror de ver mi rostro cadavérico en el espejo.

Floto sobre mi cuerpo, si pudiera oler sentiría el olor a podrido que ya se sentía antes de que mi corazón se rindiera en mi pecho; creo que pasan días hasta que veo que mi padre fuerza la puerta para entrar.  Veo su rostro de horror y escucho su grito mientas ve mi cuerpo tirado en el piso.   A ella nunca la veo llegar y me quedo aquí esperándola, esperando a la mujer que me amó; a la mujer que herí.  Nunca llega...nunca llega y yo no puedo irme sin su perdón, pero tampoco puedo salir de aquí. Creo que este es mi castigo, quería huir pero quedé atrapado...para siempre en mis recuerdos. 

HISTORIAS ALREDEDOR DEL FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora