Por La Fuerza

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Apago el comunicador holográfico después de haber conversado con Satán y discutido con Lyn y me dispongo a salir, pero Lyn me detiene tomándome del brazo y yo me vuelvo hacia ella.

—No estoy segura de querer que ella se entere de que nosotros quitamos vidas.—Me dice.—No podemos quitarle la inocencia a su temprana edad.

—La inocencia no existe en la guerra, Lyn.—Le respondo.—Ni siquiera para los más pequeños.

—Aphelion, quiero que sea diferente a nosotros.

—¿Y qué es lo que ella te va a pedir en cuanto se entere de que no salvamos vidas de esa manera?

—Nuestro deber como padres es guiarla por el mejor camino posible.

—Y su deber como hija es revelarse y forjar su propio camino. Si la guerra la escoge como una más de sus sirvientas o no, no te incumbe.

—¿Qué estás diciendo?

—Ambos sabemos que no somos mejores que los soldados de Uxellodunon. Nosotros no somos más que un par de asesinos, al igual que todos los centuriones.

—Tienes que escucharte diciéndolo.

—Me estoy escuchando, y ambos sabemos que si de ella se tratase, asesinarías a todo hombre, mujer o niño que estuviera involucrado con lo sucedido.

—No se te ocurra pedirme que vuelva al campo.—Me dice y me da la espalda, camina un par de pasos y yo la tomo del brazo de la misma manera en que ella lo hizo, la jalo hacia mí y ella me lanza una fría mirada.

—No te lo estoy pidiendo, Lyn.—Le respondo.—Es una orden.

—Tú no me puedes dar ninguna clase de orden. Tenemos el mismo rango militar.

—¿Estás segura? Porque al igual que los clarividentes, yo tengo acceso a lugares e información que incluso para los altos generales y para ti son restringidos.—Suelto y al igual que yo, Lyn mantiene firme su mirada.—No te lo voy a volver a pedir, prepárate y ve por Kira, nos vamos en media hora.

Lyn tira de su brazo para soltarlo y se va de la sala, yo me quedo un momento contemplando la entrada del salón y después salgo también.

Comienzo a caminar lentamente por los pasillos y volteo a ver a la sala en la que Kira estaba revolcándose en el suelo mientras sigo caminando, al llegar a mi cuarto, me encuentro con Lyn sentada en la cama y con mi armadura desbaratada en frente suyo.

—No quiero ir.—Me dice con un nudo en la garganta y sin voltearme a ver.—No quiero que Kira malinterprete nuestras acciones.

—No pienses en eso.—Le respondo acercándome a ella.—No tienes que pensar todo el tiempo en ella.

—Ya lo dijiste, solo somos un par de asesinos.

—¿Y no lo somos? Al final, nuestra ocupación es la misma que la de los soldados de Uxellodunon.

—Pero nosotros salvamos vidas.

—Acabando con otras.—Le respondo y ella se queda callada, después toma aire y recupera su postura.—Así como somos héroes de guerra para nuestros compañeros, somos criminales para las tropas de Uxellodunon y viceversa.

—¿En donde se va a quedar Kira?—Me pregunta.—Allá solo hay soldados.

—Quiero suponer que tendrá un lugar en tu tienda.—Le respondo y me siento a su lado.—No tienes que ir al campo de batalla si no quieres, pero te necesitamos en el campamento.

—Ustedes dos son lo único que me queda. ¿Qué si Uxellodunon alcanza las tiendas y las quema? ¿Qué si se queda con Kira?

—Es mas seguro si viene con nosotros. Estará mejor protegida.

—Está más cerca de Uxellodunon.

—Rodeada por una gran fuerza militar. Ve por tu armadura y póntela. Después hablaremos con Kira.

—Claro.—Me responde y se va del cuarto, yo cierro la puerta y me quedo viendo mi armadura, recojo el casco del suelo y lo comienzo a mirar, después lo dejo en la cama y veo el resto de mi armadura. Me pongo una ligera cota de malla para cubrirme antes de ponerme la armadura y agarro el peto, me lo coloco en el torso con algunas dificultades y luego cubro mis brazos con sus respectivas piezas. Tomo el cinturón de metal que va abajo del peto y lo ensamblo para dejar a la vista solo mis piernas, las cubro con las últimas piezas de la armadura que quedan y me dirijo hacia el baúl que tiene mis armas, las recojo una por una para meterlas en sus fundas y antes de envainar a Malevolencia, me quedo mirándola.

—Tal vez sea hora de una remodelación.—Murmuro y tomo a Benevolencia, mi energía comienza a pasar de mis manos a las hojas de ambas espadas y un destello de luz las ilumina hasta dejar un par de largas y delgadas hojas doradas hechas de luz pura a la vista. Enfundo a ambas espadas después del acto y me levanto,  abro la puerta del cuarto y miro a Lyn caminando con su armadura hacia el cuarto de Kira.

Camino junto a Lyn hacia el cuarto en el que la niña se encuentra y abro la puerta para encontrarla jugueteando con un pequeño león de mármol entre sus manos, al escuchar el sonido de la puerta abriéndose, ella vuelve su mirada hacia Lyn y suelta una risita.

—Mami.—Logra decir y sus pequeñas alas se extienden, ella cae hacia atrás y se sienta.—¿Y papi?

—Aquí estoy, pequeña.—Le respondo y me quito el casco, ella mira la enorme pintura que hay frente a su cuna y luego me voltea a ver. La pintura me tiene a mí arriba de una roca grande que sobrepasa la altura de un par de reaper juntos, abajo de la roca están algunas lanzas apuntando hacia arriba y los cascos de algunos reaper dirigiéndose hacia el campo de batalla.—Sí, soy yo. Ese hombre llevando a su gente a pelear soy yo en la batalla de Sirius.

—Los dos estuvimos ahí.—Continúa Lyn.—Pero él dejó al ejército durante un tiempo. Por eso la pintura. De no ser por ese momento, habríamos perdido la guerra.

—Ahora tenemos que irnos.—La interrumpo y me agacho para recoger a Kira, pero ella ahoga un grito y se aparta.

—No quiero.—Me dice.

—Kira, tenemos que irnos.—Le respondo.—No puedes quedarte aquí.

—¿Quién dice?

—Yo digo.—Vuelvo a responder y la recojo del suelo, ella mira a Lyn y golpea débilmente mi pecho.—Entonces quédate con ella.

—No quiero.—Me vuelve a decir con un tono más fuerte, pero esta vez se aferra a mí.

—Kira.—La calla Lyn.—No te resistas. Vamos a ir aunque no quieras.

—Quiero casa.—Le responde Kira y yo creo una pequeña esfera azul brillante con mi dedo medio, la meto en su cabeza y ella se duerme.

—Vámonos.—Le digo a Lyn y ella asiente.

Renacer #6 - Los Actos De Las LeyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora