Sed De Sangre

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—¡Vuelvan al campamento!—Comienzan a ordenar algunos altos generales a los soldados y los supresores los ayudan a hacer retroceder al resto de los centuriones con sus corceles de sombras.—¡Vuelvan!

—¡A sus tiendas!—Ordena Satán y los últimos centuriones obedecen y comienzan a retroceder.—¡Que los morteros y los depredadores comiencen a disparar!

Las órdenes de parte de los generales y comandantes de la orden comienzan a escucharse por todo el campamento y los enormes tanques de los adalides empiezan a alinear sus cañones, vuelvo mi mirada hacia un navío que está alejado de la costa y suelto un suspiro, el navío comienza a moverse hacia el campamento y el primer depredador dispara su enorme rayo de luz hacia el visible límite del campamento de Uxellodunon.

Los cañones de los morteros comienzan a disparar mientras los depredadores recargan y a lo lejos se ve como las orillas del campamento se prenden en fuego, algunos soldados contemplan el paisaje y yo me dirijo hacia la costa para recibir a Lyn y a Kira.

Al llegar a la orilla, me encuentro con la nave frenando lentamente justo en frente de mí y Lyn despliega sus alas para bajar lentamente con una Kira aterrada por lo sucedido entre sus brazos.

—Te dije que no era buena idea volver al campo.—Suelta Lyn.—Debemos volver a casa.

—Váyanse ustedes.—Le respondo con firmeza.—Yo me quedaré. Ahora sé cómo vencer a las tropas de Uxellodunon.

—Nos vamos los dos.—Insiste Lyn.—Las fanias y los arcones vuelven con nosotros.

—No te estaba pidiendo permiso para quedarme.—Suelto y le doy la espalda, camino hacia las tiendas y me detengo en frente de una de las tiendas de los empaladores, el alto general Blair sale de ella y me mira.

—¿Acaso vino a reconsiderar su comentario de hace un año?—Me pregunta.

—Me mantengo firme.—Le respondo.—No niego que usted ha avanzado rápidamente como alto general de los empaladores, pero Hazan sigue estando arriba de usted.

—Lo estaría si siguiera vivo.—Replica y atrás de él aparece Hazan, abro mis ojos como platos y justo cuando él está por atravesar al alto general Blair, desaparece. Blair me mira confundido y me vuelve a llamar.—¿Se siente bien?

—Sí... solo... lo necesito con el resto de los altos generales del ejército.—Le respondo y me doy la vuelta.

Me dirijo hacia mi tienda para dejar mis armas en el baúl que está abajo de la cama y en el camino, me encuentro con un par de soldados de los nuevos ejércitos de la orden lanzando un grupo de pugios hacia el cadáver de un ejecutor. En uno de esos tiros hacia el cadáver, el pugio del soldado de la izquierda cae justo en el centro de la cabeza del muerto y ambos sueltan una serie de carcajadas.

—Ese fue bueno.—Le dice el otro.

—Felicidades, soldado.—Suelto atrás de él.—Me has impresionado. Ambos lo han hecho.

—Gracias, señor.—Me responden simultáneamente.

—¿A qué fracción pertenecen?—Les pregunto y los dos se quedan sin habla.

—A... los donari.—Me responde el que lanzó el pugio a la cabeza del costal de huesos.

—Pero creo que los riddari son mejores soldados.—Interrumpe Myrath.—Más disciplinados, más serios, más...—A Myrath se le apaga la voz al ver el cadaver lleno de pugios y luego mira a los soldados.—Limpios.

—Quiero verlos.—Le respondo.—¿En donde están?

—¡Aphelion!—Me llama Lyn desesperada y corriendo hacia mí.

Renacer #6 - Los Actos De Las LeyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora