Poet Love

3.~I am a poet

Nunca espere encontrar a alguien como yo...Hasta el día en que lo escuché recitar su primer poema...

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Mientras paseaba por la calle, pensando en cuál sería mi siguiente poema, me pareció escuchar...Escuchar...No podía ser...
-My name is Philip, I am a poet,
I made this poem just to show it...-

Me paré y miré hacia los lados, corriendo cada vez más desesperada por encontrar al dueño de aquel premio para mis  ya cautivados oídos. El sonido procedía de una casa blanca, me acerqué a ver quién era y me sorprendió ver a un poeta recitar. Nunca supe que era el hijo de Alexander hasta que su voz me besó de lleno en mis canales auditivos. -¡Philip Hamilton!-.
Solté un grito ahogado, pero claro, para mis adentros; no quería destrozar aquel momento.
Para ser su primer poema, no estaba mal, aunque solo es el nacimiento de otra rosa que la sociedad acabará marchitando, como a todos los demás...Tengo que hacer algo o lo destruirán...

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Helen se quedó un rato más escuchándolo estudiar, aunque también escuchaba los gritos de alegría de su madre al reencontrarse con su hermana. No sabía si en la pausa que hizo Philip para aclararse su garganta  debía intervenir  o dejar que cautivará más sus oídos. Se posó sobre el alféizar de la ventana y fue su  boca la que decidió , las palabras fluyeron una tras otra, con una facilidad pasmosa:
-My name is Helen,
I am a poet
And I, really liked your poem
And if you want to hear more about me...- Helen dejo de cantar. -Just go next to the big green willow...-Dijo en tono misterioso disponiéndose ya a saltar de la ventana para volver a su hogar y esperar a verlo de nuevo cuando la encontrase. Antes de seguir su camino, se giró por última vez y lanzó una mirada; de paso vio a Philip mirándola asombrado. Luego se fue.

Philip se quedó prendado y disfrutó de cada momento en el que Helen habló. No sabía donde era aquel sauce, pero tenía que ir, costase lo que le costase.

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En su paseo de vuelta a la realidad, Helen sintió que el momento que acababa de pasar no era normal, algo había pasado entre ellos, una conexión especial. Eran poetas al fin y al cabo y todas sus emociones estaban multiplicadas por 10.
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Helen se paró y miró una vez más hacia atrás; -Sé que vendrás- y continuó su camino hasta llegar a su  hogar y dormir bajo sus pensamientos. Su mente solo soñó  única y exclusivamente en Philip, y este , solo pensó en Helen mientras intentaba conciliar el sueño; contando  cada segundo  hasta que fuese el momento de su reencuentro .

Pero en realidad sabemos que con las emociones a flor de piel, ninguno concilió el sueño fácilmente.