11.~The return of love

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Pasaron 3 meses desde que Philip dijo que quería quedarse en casa a acompañar a su madre, y Helen  volvió al mundo de la soledad. En el fondo,  a Philip le dolió separase de Helen, no hubo ni un día en el que no la añorase o deseara estar a su lado, pero tenía que compensar a su madre por todos los días que no estuvo, dejándola prácticamente sola...

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Helen decidió  que no iba a salir ese día , ¿ para qué ? Ir al lugar que no hacía más que  traerle dolorosos recuerdos de la felicidad que había vivido con su único amigo, aunque en realidad no sabía que eran...Su plan para ese día fue estar en su casa, escribiendo poemas , aunque no pudo pensar con claridad y los únicos poemas que le salían eran sobre soledad, tristeza y deseos de volverlo a ver. Ese día no almorzó nada, de echo , no comió nada en días, Philip era prácticamente igual, pero el intentaba ocultarlo, no quería herir a su madre y hacerla sentir culpable. Pero Eliza sabía lo que hacía Philip, así que decidió preguntarle algo.
-La echas de menos, a que sí...
-¿De qué hablas?-
Philip Se hacía el loco , pero era demasiado tarde. Su madre rodó los ojos y señaló la puerta. No hablaron, pero Philip le dio un abrazo a su madre y salió corriendo hacia el sauce.

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Helen decidió salir a despejar su mente, pero no tenía a dónde ir, excepto al claro, así que fue, recogió unas libretas y plumas y se fue corriendo. Pensó que así no le daría tiempo a pensar en Philip.
Cuando llegó al claro , estaba un poco agotada, pero cuando vio que al otro lado del claro estaba Philip, que también estaba paralizado mirándola , recobró toda su energía, le importaba una patata  todo, tiró los cuadernos y plumas y salió corriendo a su reencuentro con Philip. Lo mismo hizo él, salió corriendo como si de una bala se tratase. En cada paso que daban, sus corazones latían más y más , hasta que se encontraron cara a cara y el corazón paró de latir, todo se congeló, lo único "vivo" allí eran ellos. Casi se chocan , pero Philip agarró a Helen y la subió al aire, girando, su alegría era inmensa , nada podía arruinarlo .
Cuando pararon de girar, Philip bajó a Helen y le pidió disculpas, le contó cuánto la había hachado de menos, y que no dejaría que se quedase sola. Philip y Helen estaban al borde de las lágrimas, realmente, todas sus emociones estaba al borde. Helen se limitó a abrazarle muy muy fuerte, Philip igual.

-Helen....
-....
-Vamos bajo el sauce y a recoger tus cosas, que luego se estropean...
Recogieron los cuadernos y las plumas y se fueron al saliente de tierra de la mano. Allí se sentaron bajo el sauce y se quedaron mirando al cielo, seguían cogidos de la mano.
-¿Por qué decidiste venir?
-Larga historia...La cuestión es que ya estoy aquí.
-Vale...Gracias, te echaba de menos...
-Y yo a ti...Helen... Hace tiempo he estado soñando todas las noches con la misma persona, una persona que me amara, me apoyara...Y hasta este momento creo que por fin la encontré...Te agradezco por estar a mi lado...Realmente tu eres esa persona que todas las noches me quitaba el sueño y me hacía sonreír.-
Helen y Philip se miraron y el rubor parecía estar bailando cavaret en sus mejillas, la tensión empezó a hacer su acto de presencia. Poco a poco, se fueron acercando y el mundo se volvió a parar solo para ellos. Cerraron los ojos...
Acababan de vivir el momento más especial de sus vidas , más que cuando crearon su 1º poema. Al abrir los ojos , todo parecía un sueño.

Era demasiado obvio ya lo que se querían , no hacía falta decirlo. El mundo decidió volver a girar poco a poco, dando paso a la nueva realidad. Una realidad en la que la poesía había echo su cometido.Lo único que pudo estropear ese momento fue la lluvia, empezó a llover, y llover, y llover... Cada vez más. -Vamos a mi casa, está más cerca...-sugirió Helen. Philip asintió y fueron felizmente de la mano a su casa.

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Cuando llegaron a casa,estaban empapados, pero su felicidad les impedía  preocuparse por ello, sin embargo, Helen empezó a estornudar, y eso fue lo que les advirtió de que tenían que cambiarse. Helen se cambió de ropa y la muchacha , que tenía guardada ropa de hombre, (nunca se supo de dónde se sacó, quizá de su padre cuando era joven) , se la dio a a Philip, le quedaba un poco larga de brazos , pero era un detalle sin importancia. Empezó a hacer frío, y aunque les gustaba, puede que fuese demasiado, por eso, Encendieron la chimenea, para entrar en calor y estar acogedores, decidieron hacer chocolate caliente  y de paso, galletas para comer un poco, Helen le enseñó a Philip a hacer las galletas que tanto le gustaban, para luego comérselas junto con el chocolate, arropados en capas de mantas cerca de la chimenea. -Por fin  se cómo se hacen tus riquísimas galletas.-Bromeó Philip-Pues te han quedado muy bien- comentó Helen dando un gran bocado a una.

Tras un rato silencioso y acogedor, dejaron las cosas y las limpiaron, y se quedaron viendo como la madera ardía. Hasta que se durmieron en el sofá y el fuego se consumió el solo. Esta vez Philip decidió quedarse allí , junto a Helen, pero , aunque el sillón era relativamente grande, no había suficiente libertad para acomodarse bien, así que Philip, poco a poco , despertó a Helen, y fueron a la cama, pero antes se pusieron el pijama, y , Helen , de donde mismo encontró la ropa, encontró un pijama y se lo dio a Philip, decidieron llevar las mantas, ya que así tendrían menos frío, aunque ya estaban mejor.
-¿Te vas a quedar?
-Contigo iría hasta el fin del mundo.-
Y después de decir eso, se metieron en la cama, con las mantas calentitas.
-Buenas noches.
-Igualmente.-
Philip le dio un beso en la mejilla a Helen y se durmieron . Nunca podrían olvidar ese día. Nunca.

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