Poet Love

12.~ It takes two

Cuando Helen se despertó Philip no estaba a su lado. -Dijo que se quedaría....-murmuró un poco preocupada. Entonces un agradable olor proveniente de la cocina la despistó de sus cosas.-Umm-Pensó Helen relamiéndose. Primero fue al baño y se cambió , luego dejó a su nariz el resto, estaba a punto de entrar a la cocina cuando está de un portazo le denegó su entrada. -¡Eh! ¿ Qué pasa?- Helen se enfadó, casi se queda sin cara . -No entres hasta que esté listo el desayuno, es una sorpresa.-Le ordenó Philip. Helen ya descubrió que estaba ahí , no se había ido, se había quedado a preparar el desayuno.
-No quemes nada-rio Helen.
-Confía en mi, se lo que hago...Por cierto...Si sale mucho humo es que la comida esta rica?
-¿Cómo? ¡Nooo! ¡PHILIP ABRE LA PUERTA DÉJAME ENTRAAAAAR!
*Risa*
-Jajajajajajaj. Es broma, está todo bien.
-Yo te mato. Tienes 10 para salir corriendo o enfrentarte a tu muerte.
-1...2....3...4...5...6...-
De repente Philip abrió la puerta y le dio un beso a Helen. Luego , al no esperárselo , en vez de  controlarse así misma, se puso roja. Luego Philip le dió un trozo de algo a Helen. Ella se lo comió y sonrió disimuladamente.
-¿Qué es esto? ¿Tortitas?
-No te diré nada ni te daré más hasta que digas que te parece. No me mientas , se cuando mientes y si lo haces , te dejaré sin desayuno .-
Esas fueron prácticamente las mismas palabras que cuando Helen le preparó las galletas, así que entre risitas, dio su más sincera opinión.-Sea lo que sea, esta rico, es esponjoso; es dulce y sabroso, un toque de miel y ...Quizá 1/2 vasito de extracto de agua de rosa lo hubiese completado. En resumen...Está de rechupete.- Philip se sintió orgulloso, le dijo que eran tortitas. A parte de eso, Philip había hecho zumo de naranja natural, galletas y había troceado algunas frutas que el mismo había recogido una hora antes .
Helen y Philip desayunaron felizmente y salieron al bosque, el sauce les esperaba con sus ramas extendidas. El mismo que había acompañado a Helen en su soledad, el que había presentado a dos jóvenes poetas, el  que observó cada día en el que Philip y Helen quedaban, el mismo  que acompañó a Helen en su retorno a la soledad y el que había unido a dos poetas, por no decir el único testigo del momento más mágico de aquel claro , y el espectador de los próximos encuentros de los 2 poetas  en su pequeñito saliente de tierra.

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Cuando llegaron al claro, se pararon ante él, la cascada, el sauce...Su lugar, nadie nunca notaría su existencia, pero eso era lo que lo convertía en el único lugar en que Helen y Philip eran aceptados y podían ser ellos mismos, con su orgullo de ser poetas. Se acercaron a las raíces del sauce, y como siempre, aunque ahora más felices, empezaron a crear poemas , leer libros y al cabo de un par de horas, almorzaron.

El tiempo en compañía volaba, y más si era entre ellos. Nadie nunca podría separar a aquellos dos poetas...Excepto el demonio del tiempo.  Aquel demonio era el que les marcaba el fin a sus corazones y les indicaba que es la hora de separarse hasta el día siguiente.-No me quiero ir...- susurró Helen.
-Yo menos...Pero debemos  separarnos, porque si estuviésemos siempre juntos , nos cansaríamos de estar juntos, por eso, aunque el tiempo sea nuestro enemigo mortal, nos hace un favor, así, cada día seguiremos ilusionados por vernos...
-Está bien-
En el fondo, sabían que no se podían mentir así mismos, sus ganas de estar juntos y pasar cada segundo en su compañía eran demasiado. Con un abrazo, se despidieron y cada uno fue por su lado hacia su hogar.

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Cuando llegaron a sus respectivas casas...

Helen memorizó cada letra del comentario que había hecho, pero un frío presentimiento la sacó de sus pensamientos...-Algo está apunto de pasar...Y no es nada agradable...Espero que Philip esté bien...

Mientras, Philip Se quedó pensando y apenas cenó. Decidió asomarse al balcón , el cielo estaba despejado y se veían cada una de las estrellas. -Algún día...Algún día Helen....Estaremos juntos para siempre...