7.~A lovley picnic

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Tanto Helen como Philip se levantaron muy temprano, la alegría que invadía sus corazones era más grande que cuando crearon sus primeros poemas.

Helen tenía pensado un día especial, y un plan para no quedarse petrificada de nuevo, no se lo podía permitir. Por eso, preparó un sabroso almuerzo, quería invitar a Philip a almorzar en su islita, pasar un rato agradable con él y enseñarle sus poemas, y si pudiese ser, crear varios juntos.
Philip tenía pensado un regalo ....Una sorpresa que creía que le pegaría mucho , sobretodo a ella.

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-Bueno, y como postre haré unas galletas caseras...Espero que le gusten.
Se escucharon entonces unos golpecitos en la puerta principal de la casa.
-Hum, alguien llama a la puerta...A ver Sra. Peterson, que est...
-Una carta para La Srita. Sallow.
-Ejem, sí, soy yo, gracias.
Helen cerró la puerta y se fue al salón , se sentó en su sofá y abrió con prisa la carta. Era de sus parientes, aceptaron su invitación, cuando fuesen a cenar , le llevarían los suministros que pidió. Empezó a pensar en qué podría prepararles, hasta que se dió cuenta de que era la hora de salir al bosque. Cogió el  almuerzo, su cuaderno de poemas de siempre y otro vacío, dispuesta a rellenarlo con los poemas que crease con Philip.

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Philip se puso a dar los toques finales a su regalo. -Espero que te guste Helen- al decir eso recordó cuando la abrazó para que entrase en calor, y eso hizo que se ruborizase.
-Madre, hoy volveré un poco más tarde.
-¿Por qué?
En ese momento Philip no tenía tiempo de inventarse una excusa, tenía que irse ya o sería demasiado tarde.
-Hasta luego...-.
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Cuando Philip llegó, Helen ya estaba ahí, pensó que había llegado tarde, pero cuando miró la hora, se dió cuenta de que era incluso más pronto de lo que parecía. La cuestión es que no sabía como saludarla, así que fue a hurtadillas hasta esconderse tras el sauce y asustó a Helen, pero esta, que en ese momento se giró , fue la que al final asustó. Al no esperárselo , Philip dio un respingo y cayó al suelo y Helen lo ayudó a levantarse entre carcajadas.
-Jajajajaja, muy gracioso...
-Pues sí, gracias por reconocerlo.-
Philip giró los ojos y le preguntó cómo estaba, ella le respondió y le hizo la misma pregunta, los dos estaban bien, aunque en realidad más que bien, pero no podían parecer obsesionados, era raro.

Entre poemas y preguntas sobre la vida del otro, se hizo la hora de comer, y Philip, que se disponía a irse a comer a alguna taberna, paró al escuchar a Helen decir-¿A dónde crees que vas tan pronto? - Éste, extrañado la miró colocar un mantel enorme, encima de este platos con comidas y bebidas; Helen decidió que el postre sorpresa lo sacaría más tarde. -Qué rico está todo, es la primera vez en años que tomo algo tan rico, ¿lo has hecho tú? -Helen asintió y le dijo que comiese cuanto quisiese, ya que lo había preparado exclusivamente para él.
Cuando acabaron le dijo a Philip que de postre tenía una sorpresa.
-Te taparé los ojos, probarás lo que te voy a dar y me darás tu más sincera opinión. No intentes mentirme, lo adivinaré.
-Vale, vale...-

Philip se comió una de las galletas gustosamente , y preguntó si habían más, pero Helen le replicó que hasta que no dijese lo que opinaba sobre ellas, no le daría más.
-Sinceramente, es una de las cosas más interesantes que mi paladar ha podido degustar. Tiene un sabor muy hogareño, se nota que fueron hechas con amor, y también con un poco de vainilla...-
-Gracias-Dijo Helen destapándole los ojos.Una a una , Helen le dio las galletas. Estaban tan ricas, que incluso Philip se comió las migas.

-Bueno, muchas gracias, pero, ahora es la hora de que yo te de mi sorpresa...Aunque no creo que supere a la tuya, la he hecho yo mismo.- Mencionó mientras extraía de su bolsillo un extraño objeto...
Era una tiara hecha con palos y sus flores favoritas: amapolas, rosas e hibiscos. Helen la miró con admiración y lentamente Philip se la puso en su cabeza. Para darle las gracias, Helen le dio un abrazo y cogió la libreta vacía. Philip , que tenía como cabeza un tomate, de lo rojo que estaba, adivinó sus intenciones.

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Se pasaron el resto de la tarde creando poemas y , de vez en cuando lanzándose miradas...
Se hicieron las 20:30 y ni se dieron cuenta, eran tan felices juntos , que en realidad lo demás les importaba un pimiento. Fue Helen la que tomó la iniciativa para irse, dijo que si querían volver a verse necesitaban descansar; y Philip, muy tristemente se despidió . Helen, que notó su tristeza , le secó las lágrimas que inconscientemente derramó, y Helen le dio un abrazo. Philip reaccionó y la abrazó con más fuerza. Helen no se esperaba esto último, y le dijo : -Dulces noches... No podré esperar a volver a verte mañana...- Philip relajó los brazos y dejó libre a Helen. -Buenas noches....Gracias por todo lo que has hecho-.

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