"Cambiaste mi mundo de una forma tan dastrica,
Llegaste de la nada y ya lo eres todo,
Antes no significabas nada, ahora no puedo vivir un segundo sin ti...
Sin tu amor."
NOTA: algunos de los personajes son del musical de Hamilton.
🚫Adaptaciones...
Después de ver la puesta de Sol , dieron un rodeo por el bosque hasta la casa de Helen, que aunque estuviesen rodeados de desgracia, al menos la casa de Helen estaba un poco más alejada del desastroso suceso.
Cuando llegaron decidieron ponerse a crear poemas, cosa que para ese momento era ideal ya que los alejaba de la realidad y los llevaba a otro mundo. Como la última vez, Helen le dió a Philip un pijama y se fueron a dormir. O eso creyó Philip. Helen, no podía parar de pensar en todo; por eso se levantó y sigilosamente bajó al salón y encendió la chimenea. Se quedó allí, viendo el fuego hasta la mañana siguiente.
Al despertarse, Helen observó que Philip estaba a su lado en el sofá acurrucado, supuso que también necesitó parar a pensar y se quedó dormido, pero más tarde que Helen. Estaba en proceso de despertarse. Helen se levantó y fue a cambiarse al baño. Ese día decidió variar . Se puso una ropa muy peculiar. Eran unos zapatos elegantes castaño oscuro, pantalones y camisa de color blanco con algunos detalles y una especie de gabardina larga azul oscuro.
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Cuando salió y se dirigió al comedor , el desayuno ya estaba servido , elaborado por Philip. Pero fue ver a Helen y a Philip casi le dio algo, no sabía si reír o decir que estaba guapa ( que lo estaba) o callarse y pasar. -Emm.. -¿Algún problema? He decido cambiar un poco hoy... -Es...Un cambio...Muy...Extravagante... -A mí me gusta.- Entonces Helen se sentó a la mesa y le indicó un armario antiguo, en este había ropa de caballero . Philip supuso que tenía que ponérsela, y se fue a cambiar mientras Helen desayunaba. La ropa le quedaba un pelín larga, pero casi perfecta. Era una especie de gabardina de color marrón anaranjado, los pantalones y la camisa era blanca con decoraciones y una chaqueta de color crema oscuro, como los pantalones; los zapatos eran también castaños oscuros .
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Los dos estaban muy favorecidos en aquellos ropajes.
Después de desayunar, Helen convenció a Philip de volver a pasear por la fría Yorktown. El no quería en principio , por si todavía quedaban folletos de los del día anterior o gente hablando del tema. Pero cuando salieron las calles estaban completamente vacías, solo algunos restos de las papeletas volaban por las calles.
Pasaron un rato caminando , y todo parecía tan silencioso y frío que las palabras lo destrozarían todo; penosamente eso fue lo que pasó. Se escuchaban voces, y a cada paso que daban , el murmullo aumentaba; hasta que vieron que procedía de una taberna. La curiosidad se apoderó de ellos y entraron al local. Dentro habían bastantes personas, todas rodeando a alguien...Mr. George Eacker. Era un joven un poco mayor que Philip . De piel morena, y pelo corto, negro como el azabache.
Por lo que escucharon, estaba contando cosas sobre Alexander.-!Un completo traidor¡- Decía entre otras cosas. Helen percibió la tensión del ambiente , parte fue porque Philip empezó a enfadarse y en consecuencia apretar la mano con la que agarraba a Helen. -Es hora de irnos-Dijo Helen mientras salía del local con Philip. Pero algo los detuvo. -Ja , ¿y que será lo próximo?-Dijo George Eacker. Helen notó que todos se callaron y los miraban . Así que se dieron la vuelta. Y en efecto. -¡Una mujer vestida como hombre! ¿Enserio podemos consentir esto?- Pronunció mientras señalaba a Helen. En ese momento, Philip salió de su enfado interno y lanzó una mirada asesina a George Eacker. Estaba apunto de empezar a repartir puñetazos por cabeza. Pero Helen lo detuvo y negó con la cabeza. Philip lanzó una última mirada a todos y seguida de Helen salieron acompañados con una banda sonora de carcajadas.
Lo ocurrido puede que le llegase a doler más a Philip que a ella misma. Habían hablado mal de su padre . Y eso a Philip no le hacía ninguna gracia ni de lejos.-Eh, tranquilo. Lo que dicen es reflejo de lo que son, déjalos regodearse en su ignorancia.- Helen intentaba calmar las llamas del corazón de Philip. Pero fue un intento sin resultados. Dieron millones de vueltas durante 4 horas, y a la 5ª hora fue cuando Philip cedió y le dijo que si podían volver a su casa. Helen, asintió y le acompañó. -Déjalos... -Mancharon el apellido Hamilton, tienen que pagar, sobretodo por lo que te hicieron...Helen... -Tranquilidad...Estoy aquí... -Lo sé...Descansa bien...Mañana será otro día... -Eso es- Llegaron a su casa y Helen le dio un abrazo y le acarició bla cara -Por favor...No hagas nada...El tiempo ya los hará pagar...-Y le besó. Se despidieron y Helen se desplazó al interior de su casa rezando por que todo se acabase lo más pronto posible sin necesidad de llegar a los extremos. Pero lo que no sabía Helen es que sus súplicas no iban a detener al descorazonador destino.
