Ven, te espero en mi casa, con la comida por hacer y muchas ganas de hacértelo.
Vuelve disfrazado de tu sueño alternativo,
con lo bien que te queda que sólo sea un juego.
Vuelve de ser niño, y hazme cosas de adultos.
Sigue viniendo mientras sigamos sintiendo.
He perdido el miedo a despertarme un día y que ya no estés,
a despertarme un día y que sea yo la que no quiera que vuelvas más.
Porque pase lo que pase,
nos hemos dado un tiempo maravilloso,
nos hemos aportado y hemos crecido,
hemos aprendido y hemos soñado,
aunque algunos sueños se hayan convertido en papel mojado,
me quedo con todos los que se han hecho realidad,
me quedo con Granada, con Villena,
con las calas y la montaña
con el concierto de Rulo,
y con haberme despertado a tu vera.
Que ya no lloro por todo lo que nos pueda quedar por hacer,
que prefiero recordar y alegrarme de lo vivido.
Que mientras nos sigamos queriendo,
ni los 2825 metros que hay entre Cracovia y tu casa
podrán separarnos,
que te escribiré tanto
que necesitarás una cajita nueva
para guardar todas mis cartas,
y yo libretas para escribir
todas las que jamás te enviaré.
Pero si esto "falla",
si llega a su final,
antes o después de tiempo,
jamás diré que falló si no es entre comillas,
porque lo nuestro lo merece todo,
siendo lo primero la alegría,
y lo último la pena.
Será domingo y yo tendré la comida por hacer y muchas ganas de hacerlo.
Pero tú ya no vendrás, ni yo te pediré que vengas.
Será domingo,
y yo, sóla y con sonrisa triste,
me acordaré de ti,
y me alegraré de que hayas venido.
