El Velo

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Hermione se apareció en su piso en Shadwell, tenía un apartaestudio de paredes blanca y piso de madera; su sala de estar contaba con pequeños muebles en cuero y una delicada mesita de centro blanca estilo vintage, dónde tomaba el té algunas veces en compañía de sus padres; por supuesto no podía faltar una amplia biblioteca antigua que le había obsequiado su abuela paterna y un antiguo tocadiscos, ya que prefería el sonido de los vinilos, gozaba de una pequeña cocina con horno, lavaplatos y nevera la cual Granger usaba de manera regular; en su habitación disfrutaba de una cama sencilla y un tocador con algunas cremas, fragancias suaves y maquillaje que solo usaba en ocasiones especiales.

Se había mudado allí hacia 2 años, anhelaba tener un sitio para ella sola, en el cuál pudiera leer hasta quedarse dormida y escuchar música Muggle hasta reventar los cristales sin que nadie la molestara o la interrumpiera, nunca pensó en mudarse allí con Ron, era su espacio, su rincón perfecto. En el momento que él le propuso matrimonio, imaginó perdiendo ese trocito de felicidad, obviamente él no era un amante de la lectura y no le satisfacía hacer las labores al estilo Muggle, tal como Hermione aún conservaba el hábito.

Ron concentraba su atención en el Quidditch y para ello solo necesitaba habilidad, en eso se basaban la mayor parte de sus discusiones, Hermione se sentó en su mullida cama y recordó un altercado que tuvieron semanas atrás en esa misma habitación:

— Pero ¿por qué no puedes invertir una noche para ir a teatro conmigo? — Chilló la castaña.

— Herms, sabes que estoy entrenando, necesito mejorar ese giro para las finales, además podrías ir con tu madre, yo no entiendo de esas cosas. -Respondió desinteresado el pelirrojo, quién se encontraba entretenido ojeando una revista deportiva.

— Ronald, esto no es justo, yo no entendía nada del mundo mágico pero me adapte, es que...ni siquiera lo intentas, llevamos cinco años saliendo y voy a ser tu esposa... — Hermione iba subiendo la voz gradualmente y caminaba de un lado a otro de la estancia, con una mano aferrada a su codo abrazándose. — No he fallado a uno sólo de tus partidos...e incluso te acompaño a los entrenamientos, pero tú siempre tienes excusas cuando se trata de mi...es increíble que seas tan desconsiderado. — Terminó de discutir la leona con los ojos inyectados en frustración.

El pelirrojo rodó sus ojos, le aburrían los intereses de la castaña, por lo menos los suyos eran emocionantes, la adoraba, por supuesto, ella era hermosa, brillante, valiente y lo inspiraba a asumir nuevos retos, ella era la luz que guiaba su mundo, en su corazón palpitaba la zozobra de perderla en un instante, ella era más de lo que él podía alcanzar y aun así lo había elegido, en su interior habitaba un huésped indeseado: la inseguridad, una sensación habitual que calaba profundo en sus huesos y le hacía pensar que algún día Hermione se llenaría de sentido común y descubriría que ella era demasiado buena para él, por esta razón en esa ocasión decidió ceder.

- Tienes razón, voy a enviar mi lechuza para avisar que no asistiré.

Weasley se levantó de su silla, y tomando a la castaña por los hombros beso su nariz. Ese fue todo el gesto necesario para reestablecer la tranquilidad de Granger.

Veinte minutos después de empezar la obra, la castaña deseando que le lanzaran una maldición asesina. Weasley descansaba escurrido en su silla lanzaba sonoros ronquidos incomodando al público y recibiendo profundos codazos que le propinaba Hermione, sonriendo y haciendo gestos de disculpa a su alrededor, el pelirrojo se despertaba momentáneamente, frotaba sus ojos y agitaba la cabeza para despabilarse, pero minutos después caía en un sueño profundo.

El rostro de indignación de la castaña no era nada comparado con el rostro de los asistentes, que tosían y se revolvían irritados en sus sillas. Hermione sacando todo el acopio de sus fuerzas le dirigió un último empellón en sus costillas y se levantó en mitad de la obra con los ojos llenos de lágrimas.

La invitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora