— Preciosa. — Habla Draco, al tiempo que apunta los botones de su camisa. — Tengo un plan para esta noche, es algo sencillo y nada ajetreado como el anterior. — Frunce el ceño, recordando la sensación de pánico producida por la montaña rusa. — Pero entenderé si no quieres hacer nada ahora.
Hermione le sonríe, cierra su chaqueta acercándose para besar el cuello de Draco, viéndolo contraerse ante el escalofrío generado por su contacto, él, la mira con malicia, sopesando la idea de quedarse allí enredado nuevamente con ella.
— No. — Responde Hermione, mordiéndose el labio inferior picada por la curiosidad. — Deseo conocer tus planes.
Draco la toma de la mano, siente su tacto suave y tibio al tiempo que acaricia la finura de sus pequeños dedos comparados con los de él. Se dirigen hacia la puerta para encontrarse con el ramo de lilas en el suelo, Hermione lo levanta apenada; el primer manojo de flores lo había olvidado en casa de Draco. Este se encuentra un poco aplastado, seguramente al paso de Ronald saliendo de su oficina; el recuerdo de sus palabras le impacta fuerte en la boca del estómago, inhala aire profundamente buscando deshacerse de la intranquilidad que invade como una pesada bolsa su vientre, pero continúa allí, como un recuerdo de su conciencia diciéndole que debe cargar con el resultado de sus acciones.
Draco posa un dedo en su quijada para levantar el rostro de la bruja el cual le sonríe con los labios, pero no con la mirada; el rubio, adivinando su preocupación, la besa en la frente tiernamente y le susurra al oído.
— Te amo Granger. Todo estará bien, verás que mañana solucionaremos esto.
— ¿Volvemos a tratarnos así? — Se burla Hermione, usando las mismas palabras de Draco días atrás, al tiempo que aprovecha la cercanía para darle un ligero mordisco en el lóbulo.
Hermione le sonríe y el rubio siente que el mundo es suyo, le parece increíble lo simple que es hacerla feliz, enreda sus dedos entre el cabello alborotado de la castaña, tomando uno de los rizos que cae rebeldemente sobre la frente de la bruja y olfateando la esencia de jazmín que lo impregna.
— Señorita. Más vale que nos demos prisa o no lograremos llegar a tiempo. — Responde el rubio, alejando su rostro de Hermione, es consciente del poder que tiene la bruja sobre él, y si continúa con ese jugueteo, no logrará sacarlo de ese edificio.
Draco agradece la soledad de la planta, reconoce como una ventaja el hecho que el Ministerio creara chimeneas de acceso para cada piso, facilitando su labor de visitar a Hermione sin ser visto, evitando causarle a ella un problema mayor. Caminan con prisa hasta las chimeneas del nivel cuatro, escuchando el sonido producido por los tacos de Hermione, Draco toma la delantera lanzando los polvos hasta ver su inconfundible color verde, se adentra en las llamas y fuertemente pronuncia:
— Retrete subterráneo.
La sensación de expulsión en tornado por el excusado es incómodamente rápida, Malfoy sale a prisa del baño para esperar a Hermione quien minutos después surge del servicio para damas, con el ramo de lilas bajo el brazo, ha conseguido librarse de las flores pisoteadas en el sanitario dejando las mejores para ella.
Se toman de la mano y suben por las escaleras emprendiendo su camino hacia el callejón de entrada que usan los empleados del Ministerio, hay pocos transeúntes que van cubiertos por bufandas y gorros, caminando a paso veloz. Esa noche no está nevando, pero gruesas capas de nieve rodean el camino. Hermione tirita ante la rudeza del frío invernal, siendo cobijada por el gabán negro de Draco, quien se apropia del ramo de lilas.
— Lo siento, no pensé en avisarte que vistieras algo más abrigador. — Dice Malfoy, mientras abraza a la castaña con su mano libre y reanudan su marcha.
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La invitación
Teen FictionDraco recibe una invitación para el evento mas desastroso de su vida. ¿Dejara que Granger se vaya con la comadreja? Escenas lemon asi que lean bajo su responsabilidad. Todos los personajes y escenarios son propiedad de J.K Rowling, yo solo juego co...