Agujero

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—...Necesitamos hacer un chequeo de reflejos para verificar la presión intracraneal a través de un sencillo examen...el estado de las fibras nerviosas en las células cerebrales...

Fracciones de la conversación entre Luna y Waas llegan a los oídos de la castaña, pero no son asimiladas por su cerebro; el menudo cuerpo recostado sobre su espalda se encuentra cubierto por una delgada sabana, sus manos descansan a los costados de su cuerpo con las palmas palpando la suavidad de la tela y únicamente su rostro es visible, cercado por el enmarañado cabello el cual se torna más caótico de lo habitual al estar varias horas acostada.

La mirada desafiante reposa en el techo, demostrando toda la rebeldía capaz de mantener en su situación, lleva dos días negándose a comer o a hablar, es su manera de sentir que algo le pertenece en la vida: su voluntad; no permitirá que se la arrebaten de ningún modo. Está agotada de ceder y permitir a otros creerse con el ridículo derecho a decidir por ella, esa era la principal razón de hallarse allí, haberse dejado llevar por los temores a la reacción de los demás la tenían relegada del mundo real. Lo peor de aquella maligna eventualidad, es no saber de Draco y esto produce imágenes desoladoras en su inquieta imaginación.

Esta abatida y ni siquiera esa palabra abarca la inmensa frustración que se abre en su interior. Un pequeño punto lacerante hace mella en una zona sensible de su alma, estalla y expulsa una horrible materia gris que abarca su pecho, contaminándolo en su totalidad de tristeza y abandono, porque así se sentía ella, olvidada por sus amigos, por su familia e incluso por el mismo Dios al que años atrás le enseñaron a adorar, pero que allí encerrada no daba muestra de su tan célebre compasión.

La molestia en el estómago se confundía con su famélico estado, la primera, provenía de la contrariedad resultante de los recovecos de su memoria por dónde transitaba su conversación con Potter, no era la primera vez que tenía esa sensación de abandono por parte de su amigo, recordó el segundo año, cuando ella lo acusó con McGonagall al recibir una escoba sin destinatario aparente en el justo momento de máxima alerta con Sirius, y este, Potter, decidió simplemente ignorarla cuando ella solo buscaba lo mejor para él. Así eran sus amigos.

Con cautela percibe varios pasos apurados que se acercan a su cama, pero se mantiene hermética.

Immobulus. Conjura la sanadora, implacable.

Hermione, abre la boca con desconcierto al sentir sus piernas tensarse y un frio que asciende por su tronco apoderándose de sus músculos velozmente agarrotándolos en su totalidad, no controla su cuerpo y con desespero mueve los ojos en diferentes direcciones dejando escapar una lagrima como única señal de su descontento, es un asco sentir que la privan de su único placer, el de disponer de su cuerpo a antojo.

A pesar de no tener movilidad, siente como las yemas de los dedos de Waas, la auscultan de arriba a abajo, se conecta con los ojos de la envejecida mujer, pero no puede expresar con el rostro la repugnancia que le produce el acto, está jugando sucio contra ella por el simple hecho de demostrar quien tiene el poder en esa situación y por supuesto que lo tiene la sanadora, siempre lo ha tenido y Hermione es una simple pieza en su tablero.

Al otro lado de la cama, Luna observa contrariada, sus ojos no dan crédito a la falta de límites de su maestra, desea intervenir sin embargo se retrae recordando lo débil de su condición allí, no puede tomar parte en este caso o será retirada su licencia como aprendiz; toca impaciente la punta de sus cabellos para calmar su nerviosismo y lo hala hasta sentir dolor en la raíz, autocastigándose por permitir el agravio de Granger en su presencia, frunce el ceño al analizar lo absurdo del momento: varios años luchando por la libertad, enfrentándose a diferentes opresores para terminar trabajando para uno de ellos y volverse su lacaya.

La invitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora